Rafa Nadal se ha quedado a las puertas de su decimoquinto título en un torneo de Gran Slam. El manacorí ha perdido el Abierto de Australia ante Roger Federer. En una de las finales más repetidas del circuito, ha caído en otro partido épico a cinco sets (6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3).

El suizo ya tiene 18 Grand Slam y el mallorquín, que empieza 2017 en plena forma, suma 14.

En Melbourne, Federer y Nadal se veían las caras en una final por vigesimosegunda vez. En las 21 anteriores, el mallorquín dominaba: 14 victorias, 7 derrotas. Ambos jugadores afrontaban el gran duelo de Melbourne tras mucho tiempo alejados de la lucha por un título del circuito ATP. Federer había hecho su última aparición en la final del US Open 2015; Nadal, en la de Roland Garros 2014.

Con seis finales a sus espaldas en Melbourne, estaba claro que el suizo iba ponerlo todo sobre la pista. Y el mallorquín no iba a ser menos en su quinta presencia en la lucha por el título del primer Grand Slam del año. Y así fue. Ambos han ofrecido un duelo de altísimo nivel. Un deleite para los aficionados, pero un enorme sufrimiento para los protagonistas.

Nadal ha arrancado con fuerza. Juego en blanco. Federer lo ha hecho haciendo uso de su saque liftado. El suizo parecía más atacascado y el manacorí se ha mostrado fuerte con su servicio, pero el set se ha desarrollado en la igualdad y con algunos puntos espectaculares. Hasta que Federer ha ganado su primera bola de break. Con 4-3 y saque a favor, el suizo no ha dado opciones a Nadal y ha matado la manga a la primera con un ace.

Tocaba remar. Y Nadal es especialista en esta suerte. De nuevo 1-0 a su favor con el saque y servicio para Federer... break. Con 2-0, el manacorí salva varias bolas y aumenta su ventaja: 3-0. El viento sopla a favor del mallorquín. Y es un vendaval, aunque curiosamente con 5-0 le cuesta cerrar la manga. Al final, 3-6. Nadal respira, tablas en Melbourne.

Tercer set. El púbico espera mucha igualdad en la pista. Federer tira otra vez del saque liftado para empezar. Nadal defiende como puede y presiona al suizo con sus golpes. El primer juego es larguísimo, tanto que el suizo tiene que salvar hasta tres bolas de break. Nadal manda a la red un golpe de derecha y Federer manda. El 1-0 le da tranquilidad. Más aún el 2-0, en un juego en el que parece haber encontrado otra vez la magia para romper el saque del mallorquín. El 3-0 encamina al suizo hacia el set, que se adjudica tras un respiro (3-1) y poner en jaque la resistencia de Nadal. 6-1 contundente y con el mallorquín contra las cuerdas.

Pero Nadal no es Nadal si no se rebela ante la dificultad. El cuarto set es un ejemplo de perseverancia del mallorquín. El suizo ve la oportunidad y no pone facilidades, pero Nadal se maneja bien al servicio y cuando lo hace Federer parece ser clarividente para romper su resistencia. 1-3, 1-4 y el manacorí vuela hacia el quinto set, pese varios ace de Federer. 6-3 para Nadal.

Quinto set. Nadal corretea por la pista para no enfriarse mientras Roger Federer está en vestuarios. Ha pedido tiempo para asistencia médica. Regresa pocos minutos después ante la ovación de los espectadores. Arranca el set definitivo, con saque del suizo.

Nadal se ha visto ganador y ha forzado la máquina. Con el drive y con el revés ha apretado a Federer, hasta que ha roto al suizo. Rotura de servicio y 1-0 para el manacorí, que quiere volar hacia el título. En el segundo juego salva hasta 3 bolas de break y coloca el 2-0 a su favor. Federer reacciona, juego en blanco (1-2). No se mueve nadie en Melbourne Park.

Las molestias continúan en Federer, que es atendido por el masajista en el descanso. Pero es solo un espejismo, porque el suizo no piensa no tirar la toalla. Y Nadal no renuncia tampoco. Dos ganadores en pista, un título en juego y calidad a raudales en los dos protagonistas. Igualdad máxima y el mallorquín intentando salvar bolas de rotura. 3-3, el final está cada vez más cerca y Federer cierra su servicio en blanco, 4-3. A Nadal se le complica el partido. Tiene que apelar de nuevo a la épica ante la elegante eficacia del suizo. Más aún cuando, tras salvar seis bolas de break, cede su servicio. 5-3 para el suizo, que saca para ganar el partido. Y el mejor jugador de la historia no ha fallado (6-3).