A Rafel Nadal le espera esta mañana, a partir de las 9.30 horas (Eurosport) el partido más exigente de cuantos ha disputado en la presente edición del Abierto de Australia. Ni el alemán Florian Mayer, ni el chipriota Marcos Baghdatis, ni el francés Gael Monfils se pueden comparar con la dificultad que pondrá hoy en liza el canadiense Milos Raonic, número tres del mundo y, posiblemente, el principal candidato a conquistar el título tras la eliminación de los dos primeros del ránking, Andy Murray y Novak Djokovic.

La dificultad de Nadal para acceder a semifinales es enorme. Tiene ante sí una tarea de titanes. Y es que Raonic ya no solo es un extraordinario sacador. Desde que incluyó a Carlos Moyá en su equipo, ha dejado de ser el tenista que parecía patoso por sus 1,96 y 98 kilos. Ya no. El exnúmero uno mallorquín le transformó en un tenista competitivo. Especialista en pista rápida, no da tregua ni concede ritmo a sus rivales. Te lleva al límite. Lo pudo comprobar Roberto Bautista en el partido de octavos, que tuvo que sufrir 75 golpes ganadores del canadiense y 33 puntos directos con el servicio.

Tampoco será nada nuevo para Nadal, que se ha enfrentado ocho veces a su rival de esta mañana con un balance favorable de seis victorias a dos. Los dos últimos partidos, disputados en este mes de enero, se han saldado con un triunfo para cada uno. En Abu Dabi, torneo de exhibición que abre la temporada, Nadal se impuso en las semifinales en tres sets. Pocos días después, en el torneo de Brisbane, Raonic apeó al mallorquín en los cuartos de final también en tres mangas después de desplegar todo su arsenal, con 23 aces, 50 golpes ganadores y llegando a sacar a 224 kilómetros por hora. Algo parecido le espera hoy al ganador de catorce grandes. La pista central de Melbourne Park es propicia para Raonic, que ayuda a que la pelota alcance velocidades de vértigo.

Nadal se preparó ayer para la batalla que debe afrontar esta mañana con uno de los cañoneros históricos de la historia del tenis, el australiano Mark Philippoussis, retirado desde hace varias temporadas pero que, a sus 40 años, conserva un potente servicio. Finalista en el US Open 98 y Wimbledon 2003, Philippoussis sometió a Nadal durante dos horas, practicando fundamentalmente el resto. Y es que el manacorí es consciente de que gran parte de sus opciones pasan por frenar el servicio de su rival, además de mostrarse seguro con el suyo. Raonic, que en segunda ronda llegó a sacar a 236 Kilómetros por hora, ha conseguido el 81 por ciento de los puntos con sus primeros saques.

Nadal llega a esta cita con la moral por las nubes. Juega y entrena sin molestias físicas y por momentos ha mostrado la agresividad en la pista que le ha llevado a conquistar tantos títulos en su carrera. Sabe que con la eliminación de Murray y Djokovic se le ha abierto una gran posibilidad de conseguir el que sería su decimoquinto grande, aunque él, como siempre, prefiere no mirar más allá del siguiente partido, sea quien sea el rival. En cualquier caso, es consciente de que si supera la prueba de hoy, sus opciones de llegar a la final aumentarían de forma considerable porque en la semifinal le esperaría el ganador del Dimitrov-Goffin.