Erik Nico Rosberg, conocido deportivamente como Nico Rosberg, nació en Wiesbaden (Alemania), el 27 de junio de 1985, pero desde niño venía con bastante asiduidad a Eivissa, donde sus padres, el piloto de automovilismo Keke Rosberg y su madre Sina tenían una casa.

En la isla pitiusa, su padre, que había sido campeón del mundo de Fórmula Uno en el año 1982, decidió subir por primera vez a Erik Nico a un kart, en el circuito que había hecho en su casa y enseguida se dio cuenta de que el niño tenía maneras y que miraba los coches desde su casa en Mónaco con muchísima curiosidad.

El finlandés Keke solía decir que 'su' pequeño tenía un 'algo' que hacía pensar que podría ser un buen piloto de bólidos, aunque quizá no pensó que tanto.

No le faltó razón, aunque hayan tenido que pasar tres décadas y se hayan alineado los planetas para que aquel niño que corría alrededor de su casa ibicenca haya sido capaz de emular a su padre y proclamarse campeón del mundo de Fórmula Uno en la última carrera disputada el pasado domingo en Abu Dabi, tras un campeonato no exento de polémica por sus continuos roces con su compañero de equipo, el británico Lewis Hamilton, que ha tenido que conformarse con la segunda plaza.

Nueve victorias, ocho poles, 16 visitas al podio. La temporada 2016 de Nico Rosberg, que tiene doble nacionalidad alemana-finlandesa, sólo se puede calificar de brillante y muy competida hasta el final.

Rosberg ha dado una lección a todos los que le acusaban de ser un niño mimado, un «hijo de piloto» que llegó a la Fórmula Uno por imperativo. Su primogénito se gastó buena parte de su fortuna en llevar en volandas a su vástago hasta el Gran Circo, pero las puertas las tuvo que ir tumbando él mismo, sin ayuda de nadie.

Sí tuvo, sin embargo, un recuerdo para sus padres en la celebración de su corona mundial: el piloto subió a su cuenta oficial de Twitter un emotivo vídeo en el que se le podía ver corriendo con su kart en la casa de su familia en la isla, y agradeció con un texto la ayuda de sus padres.

Muy emotivo fue también ver cómo se fundía con su padre en un abrazo en el que ambos no pudieron reprimir las lágrimas.

También lo celebró con su mujer y novia de toda la vida Vivian Sibold y su niña Alaïa, nombre que en euskera significa 'alegría', y que nació el pasado verano. Esa «alegría» ha sido uno de los grandes estímulos para esta temporada, dejando atrás esa leyenda urbana que dice que los pilotos pierden unas décimas por cada hijo que tienen, ya que no se atreven a arriesgar como lo hacían antes.

La próxima celebración será posiblemente en Eivissa, donde se escapa cada vez que puede y donde es «feliz». «Amo Eivissa desde crío, cuando iba con mis padres. Allí me subí por primera vez a un kart. Lo recuerdo con muchísimo cariño», ha declarado en distintas entrevistas.

Aquí es normal ver a Nico Rosberg desplazarse con una vespa o un Mercedes, practicar el paddel surf, conducir una moto náutica, acudir a un gimnasio o navegando. Eivissa le encanta y en su casa ibicenca es donde carga pilas y disfruta de su familia, que por cierto, tiene una heladería en el mercado viejo de Vila.

Es por ello que la victoria de Rosberg en el Mundial de Fórmula Uno es también un poco de los habitantes de Eivissa y Formentera. Nuestras islas son su refugio. Aquí habla castellano y suelta alguna palabra en ibicenco, según dicen algunas de las personas que tienen más contacto con él.

Rosberg, sin embargo, no es un habitual de la noche ibicenca. El piloto disfruta más del día, del mar, de es Codolar y de la buena comida.