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Baloncesto / Liga Endesa ACB

Mallorquines a orillas del Ebro

Sergi García y Miki Servera afrontan en Zaragoza el reto de hacerse un sitio en la elite

Sergi García y Miki Servera (d) posan para este diario la semana pasada delante de la Basílica del Pilar, en Zaragoza. t. tenerife

Sergi García Calvo (Palma, 1997) y Miki Servera Rodríguez (Palma, 1992) juegan al mismo deporte, el baloncesto. Y lo hacen en la misma posición, la de base. Comparten origen, el Sant Josep Obrer, el vivero por excelencia de jugadores de la isla. Ahora coinciden en la Liga ACB en el Tecnyconta Zaragoza. Para ambos, es un año de retos.

Para el más joven, Sergi García, llega la oportunidad soñada, demostrar que sirve para esto. Para Miki -ejemplo claro de precocidad deportiva y con varias muescas en su revólver- es la hora de aprovechar la oportunidad que el destino le da de mostrarse como un jugador ya preparado para estar en la mejor Liga de Europa.

Diario de Mallorca se reunió con los jugadores en su destino actual, Zaragoza. La cita se concertó en la emblemática plaza de la Basílica del Pilar. Puntuales, tras el preceptivo saludo comenzó la conversación de dos mallorquines en tierra de don Jaime I. Y para empezar, surge la palabra "reto".

Un término que para Miki Servera tiene un significado especial. Tras marcharse con 16 años a la cantera del Unicaja, debutar en ACB y posteriormente recalar en Menorca, decidió bajar una categoría. "Hay momentos en los que decides dar un pasito atrás para después coger impulso. ¿Para tener más protagonismo en la cancha? Cada uno busca sentirse bien consigo mismo y con confianza en la pista", explica.

"Llegué a Menorca en ACB con 17 años, jugué muy poco y lo que necesitaba era más minutos, más rodaje. Tras pasar por Huesca y Navarra, y entre medias el Murcia en ACB sin apenas jugar, llego con 24 años a Zaragoza habiendo 'comido mierda' en la LEB, en donde me he ido haciendo como jugador, aprendiendo de los errores del pasado", añade. Blanco y en botella.

Retos y exigencias

Muy atento escucha Sergi García, que no ha pasado por el sótano del baloncesto LEB. De hecho, él da el salto directamente de la liga EBA a la ACB, en donde cumple su primera temporada como jugador a todos los efectos del primer equipo. "Como en el caso de Miki, es muy difícil dar el salto a un club de élite. Yo tengo la suerte de estar en el Zaragoza desde la temporada 2013-14, yendo paso a paso, y este año es un gran reto para mí. Voy aprendiendo poco a poco de mis compañeros y de mi entrenador, y sé que habrá días mejores y otros peores", señala.

Acostumbrarse a la distancia es complicado. Miki le saca ventaja a Sergi. Con 16 años ya estaba metido en dinámica profesional. "Al principio añoras a la familia, pero al final te acostumbras. O bien vas a verlos o ellos vienen a verte. También entre los compañeros de equipo intentamos darnos apoyo por si vienen momentos de bajón", afirma.

Similar es el caso de Sergi, que a muy temprana edad aterrizó en la capital del Ebro. "Desde que estoy en Zaragoza, siempre he tenido compañeros de Mallorca como Pedro Llompart, Joan Sastre o Pere Tomàs, que siempre me han ayudado a estar en el equipo y en la ciudad", destaca.

Una plaza, Zaragoza, de reconocida tradición dentro del deporte de la canasta y donde la exigencia está a la orden del día. Tanto Sergi García como el propio Miki Servera lo notan en el día a día. Y les parece de lo más normal. "Hay presión, la gente exige mucho, es un público que sabe bastante", asevera Sergi, algo que corrobora el propio Miki con esta reflexión: "Es un club que lleva muchos años en la liga, con momentos en LEB Oro, pero siempre ha estado arriba. La afición de Zaragoza vive bastante el baloncesto. La exigencia en todos los sitios es la misma: que el equipo se deje todo en el campo". "Y hacen bien en pedirlo", concluye.

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