Un capítulo más€ un episodio más€ No por eso, significa que no sea única y especial que sin duda alguna, lo ha sido y que la recordaré y me ha marcado en mi vida, no sólo por lo que se vive sólo en la carrera, sino también por el lugar donde se disputa la prueba, Nepal, sus aldeas remotas en medio de las montañas, perdidas y alejadas de toda civilización, te brindan toda la hospitalidad y generosidad que tienen a su disposición y eso hace que te robe un trozo del corazón, es decir, recomendable no, diría que imprescindible para cualquier amante de la montaña y de las pruebas por etapas.

La prueba fue dura. ¡Perdón!, muy dura; perdón otra vez, ¡¡una de las más duras del mundo!! Y si a eso le añadimos que tampoco la había podido preparar debido a la poca altitud que tenemos en la isla, hacía que tuviera que confiar en mi estado físico y rezar para que el mal de altura y la poca adaptación a la altitud no me jugase una mala pasada y poder acabar dignamente. El hecho que no se me exijan resultados hace que pueda disputar las pruebas sin presión y sobre todo sin la sensación de que estoy corriendo para otros, sino para mí mismo, y eso me hace sentir muy feliz a la vez que afortunado.

Desde la primera etapa y, sobre todo, después de la segunda, vi que aquí/allí o vas preparado/adaptado para competir o vas a "sobrevivir". La primera jornada fue prácticamente una toma de contacto y en la segunda etapa, la más dura y de mayor desnivel acumulado, fue cuando intenté probar fortuna y competir, y la cosa salió medio bien; es decir, conseguí la victoria de etapa, liderato individual y dar un paso más hacia el liderato por equipos, pero el post-etapa fue terrorífico.

A lo que comentaba antes -poca preparación específica/ni adaptación- se añadió el esfuerzo de la dureza de la 2ª etapa, aparecieron los síntomas del mal de altura; tuve muchísima fiebre, hasta el punto de tener que estar prácticamente desnudo por la alta temperatura corporal propia de la fiebre, pese a que estábamos con temperatura de -12º C.

Esto, lógicamente, "me hizo tocar con los pies a tierra" y descartar completamente intentar disputar la prueba y centrarme, como decía antes, a regular muy mucho los sobresfuerzos para intentar "sobrevivir" y poder sumar etapa tras etapa para poder acabar la prueba, que se hizo más llevadero gracias al hecho de ir junto a mi compañero Casey Morgan, con el que nos ayudamos mutuamente en casi toda la prueba, tirando uno del otro para ir completando pasito a pasito cada final de etapa hasta llegar a la última y ver, por primera vez después de la noche de la 2ª etapa, que podría conseguir acabar la prueba.

Llegados a la última jornada y con todo decidido, los participantes decidimos ir casi todos juntos prácticamente toda la etapa menos el nepalí/sherpa, que no quiso acompañarnos; pero bueno, cada uno es libre de hacer lo que crea oportuno.

Quiero agradecer el trato exquisito y diría que inmejorable recibido por parte de la organización, sus doctores, sherpas y voluntarios, por conseguir o como mínimo intentar conseguir, todo lo que necesitásemos todos y cada uno de los participantes. Estuvieron volcados al 100% con nosotros, lo que hizo que se formara una "gran familia" entre la organización y los participantes. Mención especial al director de carrera, Jordi, un apasionado y enamorado de este tipo de pruebas, que hace que domine a la perfección las necesidades de los participantes, además de ser "un tipo cojonudo".

Antes de viajar a Katmandú me marqué dos objetivos para esta prueba. Uno era conseguir un pañuelo típico de la zona para tener un bonito recuerdo, lo cual logré y fue muy emotivo ya que conseguí que me lo pusiera un nepalí, por haber regalado unas chocolatinas a unos niños de una de las aldeas remotas de las faldas del Everest.

El otro objetivo era muy especial para mí, muy especial por el lugar en el que me encontraba, en el Himalaya, en Nepal, un lugar donde muchos mallorquines amantes de la montaña llevamos grabado en la memoria por la fatal pérdida de Tolo Calafat, por lo que me marqué el objetivo de dedicarle una victoria y pude hacerlo en la segunda etapa. Puedo decir que conseguí los dos objetivos que me había marcado antes de viajar a Katmandú

La segunda posición individual conseguida es lo más, de lo más insignificante de esta aventura que he tenido la suerte de vivir. Sigo siendo un atleta mediocre que tengo la suerte de poder continuar conquistando vivencias haciendo lo que me llena y apasiona, gracias, sobre todo, a la comprensión de mi familia y de la ayuda de mi entorno.

Fuerza, Honor y Respeto.

* Atleta de pruebas de ultrafondo