El campeón del mundo de triatlón, Mario Mola, ya está en Mallorca. Tras la dura prueba de Cozumel, en la que certificó su título, el calvianer apareció exultante en la terminal de llegadas del aeropuerto de Son Sant Joan, en donde fue recibido por su familia, que aguardó con impaciencia la llegada de Mario Mola para abrazarle y felicitarle por su corona intercontinental.

El flamante nuevo rey del triatlón se deshizo en halagos hacia su familia. "Cada carrera me están apoyando, independientemente de la hora de la prueba", indicó, y añadió que la del pasado fin de semana no fue una excepción: "No todos lo harían y se lo tengo que agradecer eternamente. Tengo la suerte de estar apoyado por una familia que es la envidia de todos".

Mola finaliza la temporada con la guinda de alzarse con el título de campeón del mundo, que redondea unas Series Mundiales prácticamente perfectas y que le sirve, además, para quitarse la espina clavada desde los Juegos Olímpicos, en donde no pudo pasar de la octava posición cuando era uno de los favoritos a subir al podio. "Esto es un premio y un reconocimiento a una temporada muy larga y estoy muy satisfecho de este año. Es una manera de acabar con muy buenas sensaciones. En Río no pude hacer más y ahora estoy contento por este resultado", explica el deportista mallorquín.

Mola se coronó campeón del mundo de triatlón tras el desfallecimiento de Jonathan Brownlee en la recta de meta, que cruzó segundo ayudado por su hermano Alistair, y finalizar quinto el mallorquín. Sin embargo, el de Calvià reconoció que no sabía qué había ocurrido en la parte final de la carrera. "Cuando paso la meta no soy demasiado consciente de lo que pasa. Yo estoy contento porque se acabó el sufrimiento y poco después me informan del desarrollo final de la prueba, que me permitía ser campeón del mundo. Estaba luchando por la quinta y sexta posición y doy gracias de no haber abandonado esa lucha y tirado la toalla antes, porque ese puesto me ha dado el campeonato del mundo", relató.

"La clave fue resistir"

"Éramos conscientes de que competíamos en Cozumel, a las cuatro de la tarde con una humedad y una calor tremenda, y que hasta cruzar la línea de meta no había nada decidido. La clave fue resistir", subrayó el mallorquín, quien reiteró que tenía la sensación de que se le iba a escapar de nuevo el Campeonato del Mundo -había sido subcampeón en 2014 y 2015 tras el gallego Javier Gómez Noya- porque estaba convencido de que Jonathan Brownlee iba a ganar la carrera y que él no podría estar en el podio. Al final, sucedió lo que todo el mundo ya conoce y Mario Mola fue el campeón. "Me van dando parciales durante todo el recorrido, pero yo daba por hecho que Jonathan (Brownlee) iba a ganar la prueba porque le veía en la última vuelta corriendo solo y para mí alcanzar el tercer puesto era imposible", explicó.

"Cuando estás corriendo y pasan los kilómetros esperas que puedan cambiar las cosas, pero cuando queda una vuelta lo ves muy complicado. Si hubiera dejado de luchar en el momento que lo vi así, no estaría aquí con el primer premio", concluyó Mola.