Ingo Volckmann, propietario del Atlético Baleares, lo tiene muy claro: el campo no será un problema en el caso de un hipotético ascenso del primer equipo a la Segunda División A. El presidente blanquiazul hizo patente la necesidad de abandonar su actual sede -Son Malferit- para "crecer".

La realidad es que las actuales instalaciones en las que juega -Son Malferit- son del todo punto insuficientes para ni tan solo plantearse jugar un año en una competición amparada por la Liga de Futbol Profesional.

Por todo ello, tras realizarse ayer la preceptiva sesión oficial de fotos del primer equipo blanquiazul, Volckmann quiso dejar claro que la opción de poder jugar en Son Moix -actual 'casa' del Mallorca-está muy lejos, aunque señaló que no es descartable. Y más, ante el enorme distanciamiento que a día de hoy existe entre la Junta Procampo y la propiedad del club blanquiazul.

"Si tenemos la suerte de subir a Segunda, yo quiero jugar en la categoría en Palma, y no en Inca por ejemplo", afirmó Volckmann, que añadió: "Miraremos otras soluciones, pero ir a jugar a Son Moix es la última posibilidad que nos quedaría". "Y ni ellos ni nosotros lo pensamos", aventuró pese a no cerrar la puerta a esta opción.

Y es que el futuro inmediato blanquiazul pasa por encontrar soluciones al tema del campo. "La realidad es que el Atlético Baleares no tiene un campo, ni del Ayuntamiento ni de nadie. Solo aquí en la Federación Balear, y gracias a ellos que nos dejan jugar. Necesitamos un campo más, y nosotros queremos crecer tranquilamente. Y para eso, es importante el poder tener un campo de césped natural. De momento es un sueño, porque yo no tengo la solución", aseveró.

Por todo ello, la opción de buscar unos terrenos en donde construir un estadio para unas 4.000 personas, ampliables a 8.000 en caso de ascenso a Segunda A, va cogiendo forma por momentos ante la situación de bloqueo entre la Procampo y los dirigentes del club blanquiazul.

Volckmann no quiso lanzar las campanas al vuelo y, sin dar pistas sobre su localización, sí que indicó: "Necesito hablar con el Ayuntamiento, porque hay terrenos que no se pueden hacer zonas deportivas, y en Palma no hay muchas. Estamos ahora en el momento de mirar las posibilidades que hay, pero encontrar algo bueno es muy escasa'.

"Hace un mes yo tenía dolores de cabeza con el tema del campo, y más en la temporada del 75 aniversario. Pero, yo no puedo hacer nada", añadió Ingo Volckmann. De esta forma resumía el propietario del Atlético Baleares su sentir actual sobre la situación del Estadio Balear y su tensa relación con la Junta Procampo, a la que remite una y otra vez cuando se le cuestiona sobre la necesidad de reconducir la problemática del recinto blanquiazul.

"Yo hice mi oferta. Si no quieren o piensan en otras ideas, yo estoy abierto para todo. Pero, yo solo puedo gastar una determinada cantidad", concluyó Volckmann.