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Análisis

El día Y la Noche

El día Y la Noche

Marc Márquez (Honda), que peleó hasta la bronca (quiero decir, hasta la bronca que le metieron sus jefes de Honda por arriesgar demasiado), para ganarle el pulso a Valentino Rossi (se lo ganó, pero, luego, erró ante Cal Crutchlow y perdió todo lo que había ganado) y Jorge Lorenzo (Yamaha), que sigue siendo el hombre triste, el chico de los recados, el tricampeón de la mala suerte? Con los neumáticos Michelin. Aquí van las dos historias. Lean la de Márquez, primero; vean la de Lorenzo, después.

"Quiero este título arriesgando". "Hazme un favor, al que diga que corro conservador, que voy con la calculadora, que no arriesgo, pásale el video de esta carrera y verá que Márquez sigue jugándosela cuando toca, cuando puede, cuando debe". Marc Márquez (Honda) estaba ayer orgullosísimo de la carrera que había hecho. Cierto, reconoció un gravísimo error ("no habíamos probado el neumático delantero duro y me ha dado miedo montarlo; he puesto el blando y me he equivocado"), pero peleó como siempre. "Bueno, he peleado igual, igual, que peleé en Barcelona y Mugello. Peleo cuando puedo ganar, cuando sé que no corro un gran riesgo. Y aquí, en Inglaterra, quería ser segundo. En realidad lo he sido, pero he fallado cuando he llegado hasta Cal (Crutchlow) y una frenada demasiado precipitada, agresiva, me ha impedido acabar segundo. Pero estoy contento de haberlo intentado". El propio Márquez contó que su equipo no estaba tan contento por lo mucho que había arriesgado, sobre todo en el pique con Valentino Rossi. "Ahí estaba el Mundial y debía hacerlo". Contó Márquez, con la boca pequeña, que a los jefes de Honda no les gustó tanto riesgo. "Me han abroncado un poquito, pero gané esa pelea, la de Vale. Luego, cometí ese error y perdí lo conquistado". Rossi y Márquez se adelantaron hasta cinco veces "unas veces yo por fuera, otras él; unas veces yo por dentro, otras él, fue divertido. Voy a seguir jugándomela, es así como quiero el título".

"Ya no pienso en el Mundial, pienso en volver a ganar". De nuevo la mala suerte y, de la manera que lo explica, con la cara de cariacontecido que pone, habrá que creerle. Jorge Lorenzo volvió a ser traiconado, contó, por los neumáticos. "Veamos, no voy a engañar a nadie pues, en la mejor de las figuraciones, hubiese acabado quinto o sexto. Nunca he tenido ritmo aquí. Ni viernes, ni sabado, ni domingo", reconoció el tricampeón. Lorenzo contó que su carrera fue una auténtica tortura pues "en ningún momento supe qué me estaba pasando". Contó que habían cambiado "totalmente" las suspensiones delantera y trasera, las endurecieron "para ver si podíamos absorber mejor los baches, aquí horribles". Y eso no funcionó. Pero no se perdió todo por las suspensiones. "El neumático trasero empezó a moverse una barbaridad. Tanto que tuve que rodar un segundo más lento por vuelta que los demás". Total, acabó a media velocidad. "En la recta no podía dar gas a tope ¡ni de broma!" Y, claro, en esa situción, con esa tristeza y, sobre todo, desconcierto, mejor no hablar de las posibilidades de renovar el título, ya muy remotas, sí. "¿El título? No sé, con los Michelin puede pasar de todo. Están marcando este Mundial. Yo ya no pienso en el título, solo pienso en volver a ganar".

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