El Atlético Baleares, en uno de los más intensos e igualados derbis de los últimos tiempos, tiró de experiencia, mejor juego aéreo y del balón parado para levantar un partido que se le puso imposible tras la expulsión de Malik (0-1 en contra), volteando el marcador con una remontada épica ante un filial mallorquinista que también mereció puntuar ayer en un patido que se decidió en "detalles", como remarcó el técnico del Mallorca B, Javier Olaizola.

De salida, el Atlético Baleares puso la marcha que más le convino. Con velocidad, percutiendo continuamente por el costado derecho de la defensa rojilla; Kike López fue durante los primeros minutos todo un puñal. De hecho, un centrochut con peligro del propio Kike en el minuto tres no acabó en gol porque Valens, muy atento, puso el guante.

Con todo, la ocasión más clara del arranque le correspondió al filial, con un descomunal pase al corazón del área local de Ángel Sánchez sobre su capitán, Tià Sastre. Pero Aulestia, con su salida y metiendo la mano izquierda, evitó lo peor para los suyos. La respuesta blanquiazul llegó por parte de Xisco Hernández, con un toque de talón dentro del área visitante marca de la casa que no acabó en asistencia de gol porque Raúl González interpuso su cuerpo en el latigazo que soltó Kike desde la frontal.

Con todo, el partido se iba equilibrando con el paso de los minutos. El Mallorca B cada vez tenía con más facilidad para jugar mirando al marco contrario, hasta que a balón parado se rompió el cerocerismo en el marcador. Una falta escorada por la zona zurda visitante fue botada por Sergio Cortés con una rosca interminable, sorprendiendo a un Aulestia que vio cómo el balón se alojaba por la escuadra izquierda de su marco.

Con el gol en contra, el Baleares acabó de desconfigurarse, circunstancia que intentó aprovechar el filial para abrir mayor boquete en la herida blanquiazul. Y con los 'ángeles', Sánchez y Rodado, dándoles más de un dolor de cabeza a la zaga local; en especial Rodado, en el minuto 42, tras inteligente acción de Sánchez, pero su disparo se fue fuera por bien poco.

En el intermedio, triunfo por la mínima de un filial que fue de menos a más; todo lo contrario que un Baleares que se quedó sin plan a lo largo del primer tiempo.

Del calvario al cielo

Tras el descanso, el aviso de Rubén Jurado, con paradón de Valens, fue puro fuego de artificio. Los blanquiazules buscaron un fútbol mucho más directo para mayor satisfacción de los centrales rojillos, Raúl y Antoine.

Los minutos pasaban y la situación se tornaba imposible para los locales. Malik, al ver la segunda amarilla, dejó en situación límite a los suyos. Solo quedaba apelar a la épica. Y así fue. Primero Rubén Jurado, de soberbio testarazo anticipándose a Raúl, y luego Xisco Hernández, de magistral libre directo en pleno descuento, provocaron el delirio en Son Malferit en un partido en el que los dos equipos merecían premio, aunque fue el Baleares el que se llevó la totalidad el botín.