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Preferiría no hacerlo

Grandilocuencia

Formas aparte, las bajas de Mateu Ferrer, Héctor Escrich y una larga lista de canteranos entran dentro de lo razonable. El salto de Tercera a Segunda B es enorme, hay que subir el nivel de la plantilla y los técnicos dan por amortizados a una serie de jugadores jóvenes que deberán seguir volando por su cuenta lejos de Son Bibiloni. Nada que objetar, sucede en todos los clubes y todos los veranos. El problema una vez más es que se dice una cosa y se hace otra. Prometer solemnemente blindar a los futbolistas de la casa para luego ceder nada menos que a diecisiete de ellos, rescindir a otros muchos y sustituirlos por jugadores de fuera es una gigantesca incoherencia. Mejor ahorrarse los discursos grandilocuentes porque al final solo generan frustración.

Apuestas de riesgo

Hay una apuesta por los jóvenes, sobre todo por los de fuera. Ahí se está viendo la mano de Javi Recio, convencido de que puede exportar al Mallorca la habilidad para detectar talento que demostró en el Espanyol. El problema es que el fútbol profesional exige resultados inmediatos y la paciencia es un bien escaso. A ver en qué acaban apuestas de riesgo como Fernando Cano, Alberto López, Álex Serrano o Julio Pleguezuelo. Será un enorme desafío para ellos abrirse camino en un equipo con las urgencias y el elevado nivel de ansiedad del Mallorca. En todo caso lo mejor será no poner demasiado alto el listón de las expectativas. Probablemente pasarán muchos años antes de que el club vuelva a engendrar otro Marco Asensio.

Crispación gratuita

Las ayudas a los clubes para los desplazamientos interislas se han afianzado como arma arrojadiza entre los partidos políticos. Esta vez ha sido el PP el que ha generado un innecesario alarmismo a cuenta de la supuesta suspensión de la subvención por parte del Govern. Ya se ha explicado: por cuestiones administrativas los clubes tendrán que adelantar las cantidades durante un tiempo. Es un incordio, pero las ayudas están garantizadas. Lo que no se entiende es la irresponsabilidad del PP al generar crispación a cuenta de una subvención de la que depende la existencia de numerosos clubes de Balears. Seguro que si se esfuerzan encontrarán otros caballos de batalla menos dañinos.

Federaciones apalancadas

Va a estar muy animada la carrera hacia la presidencia de la Balear de baloncesto. A tres meses de las elecciones ya hay quien ha movido ficha, mientras que otros se lo piensan. Los 24 años que lleva en el cargo Jaume Estarellas son un exceso. Nadie debería pasar tanto tiempo sentado en la poltrona. Tampoco Miquel Bestard, que acaba de iniciar su cuarto mandato al frente de la Balear de fútbol. El apalancamiento en el poder es una anomalía muy arraigada en casi todas las federaciones deportivas, tanto a nivel regional como estatal. Es imprescindible una ley que limite los mandatos e incentive la aparición de candidaturas alternativas. Por higiene democrática y porque así el deporte no tendrá que volver a sufrir a reyezuelos como Ángel María Villar.

Maneras de digerir el éxito

Los Juegos Olímpicos son especiales porque encumbran a deportistas anónimos. Los homenajes que amigos, familiares y admiradores han brindado a Alba Torrens, Marcus Cooper o Sete Benavides a su regreso a Mallorca reconcilian a cualquiera con el deporte. También su discurso sincero y humilde, tan alejado de las trivialidades que sueltan los futbolistas. Aunque no todos los olímpicos son tan agradecidos. Rudy Fernández, por ejemplo, que cuando vio a la multitud en el aeropuerto decidió irse por otra puerta. El mallorquín es un jugador excepcional, pero su comportamiento le retrata como persona.

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