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Opinión

#NotodossomosMessi

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No todos tenemos la suerte de ser uno de los mejores futbolistas del mundo, admirado en todo el planeta con independencia de los colores que cada uno profese, ni ganamos en un año lo que el común de los mortales no llegará a ver en toda una vida de dedicación al trabajo.

No todos tenemos a las mejores empresas (como Adidas, Pepsi, Globalia, Konami, Danone, y un largo etc.) llamando a nuestra puerta interesadas en explotar nuestra imagen a cambio de casi once millones de euros en su conjunto en los años 2007 a 2009 (a día de hoy dicha cifra está por encima de los 20 millones de euros anuales, salario del FC Barcelona al margen).

No todos constituimos empresas en países de dudosa tributación como Belice, Uruguay o Suiza, empresas cuyos únicos accionistas eran el propio jugador o sus padres y que carecían de toda infraestructura y actividad, es decir, que simplemente se habían constituido como medio para gestionar el cobro de los derechos de imagen sin que tributasen en España, todo ello mediante la firma de contratos simulados.

No todos hemos dejado de ingresar al fisco español en tres años la friolera de cuatro millones de euros, ni somos tan sumamente ignorantes como para no darnos cuenta de que "algo no cuadra" cuando, a pesar de ganar más de diez millones de euros al año, la declaración de la renta me sale a devolver.

No todos tenemos la posibilidad de echarle la culpa a un prestigioso bufete de abogados especializado en fiscalidad internacional o a nuestro padre, alegando que "yo no sabía nada" cuando en realidad era quien firmaba personalmente la mayoría de contratos, algunos de ellos ante Notario.

No todos hemos sido condenados a 21 meses de cárcel y al pago de dos millones de euros de multa como autores de tres delitos contra la Hacienda pública del artículo 305 del Código Penal ni, vistos en dicha circunstancia, tendríamos la posibilidad de pagar más de cuatro millones de euros de golpe para conseguir una importante atenuación de la pena que nos evitase pasar por la cárcel.

No todos tenemos a un fiscal que, como en el caso de la Infanta, se preocupe más de defender al defraudador que de perseguirle y que, oh sorpresa, haya anunciado tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona que no va a presentar recurso contra la misma.

No todos tenemos un empleador que, tras haber sido condenados en firme por la comisión de tres delitos, no sólo no cuestione la idoneidad de nuestra continuidad en la empresa sino que, en su lugar, salga en nuestra defensa con una bochornosa campaña de apoyo que, por cierto, no llevó a cabo con ocasión de los procedimientos abiertos a otros de sus jugadores por la comisión de los mismos delitos, como Mascherano, Alves o Adriano.

No, para lo bueno y para lo malo.

No todos somos Messi.

*Abogado del deporte en Corner Abogados

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