En los clubes de barriada, como es el caso que nos ocupa, suelen darse muchas historias en donde la amistad, la dedicación, el amor a unos colores y el vínculo familiar está muy por encima de los parámetros por los que se rige el deporte a día de hoy. El caso de Félix García podría aplicarse a muchos técnicos que, desde el anonimato de la modestia, están ´condenados´ a conseguir un éxito deportivo destacable para que se hable de ellos.

El técnico del Son Cladera bien podría pasar como un futbolista más de su equipo. Por una promesa se ha afeitado la barba y ahora todavía parece más joven. Son las cosas del fútbol modesto, en el que los objetivos logrados traen como consecuencia determinados sacrificios. A sus 26 años, en su primera experiencia como técnico de un equipo amateur, consiguió el pasado 12 de junio en el mítico campo de Los Pinos en Alaior lo que meses atrás parecía mera utopía: el retorno del modesto Son Cladera a la Tercera División.

Y con el anterior inquilino del banquillo rojiblanco, Julián Ronda, presente en todo momento en la mente de todos, aunque físicamente nos dejase meses atrás.

Félix García reconoce que al coger el equipo, en julio de 2015, no estaba fijado como objetivo el retorno a Tercera. "La verdad es que no. Cuando un equipo baja el año anterior de categoría, hay siempre ese miedo a bajar otra categoría. Se mantuvo la base de jugadores de la pasada campaña, aunque sufrimos cinco bajas significativas y fichamos a varios futbolistas sub -21", recuerda, y añade: "El arranque no fue bueno, lo pasamos muy mal. Conseguimos enderezar el rumbo y a falta de ocho jornadas salvamos la categoría. Y al llegar al play off, yo les dije a mis jugadores que de premio nada, ahora tocaba marcarse un objetivo: el ascenso. Y lo conseguimos".

En este sentido, los vídeos de motivación empleados ante el Serverense -primer rival en la liguilla- y Alaior fueron posiblemente determinantes.

Dedicado a Julián Ronda

Con una plantilla muy joven, con casi la mitad de sus efectivos procedentes de las categorías inferiores del club más varios integrantes del Atlético Baleares juvenil al que el mismo Félix García subió a División de Honor -tenía entonces solo 22 años-, el Son Cladera no solo ha sabido capear el mal inicio de competición, sino que ante la desgracia del óbito del carismático Julián Ronda, los futbolistas y cuerpo técnico tuviesen un motivo más para conjurarse y dedicarle el ascenso al exentrenador del club.

Así lo reconoce el propio entrenador. "Su muerte nos tocó a todos. Su marcha fue un motivo más por el que luchar. No podíamos quedarnos con la tristeza, sin ganas de hacer nada, ya que el propio Julián sería el primero en pegarnos dos collejas y nos levantaría", asegura. "Lo mejor para él, para el club y para su familia era luchar en cada partido hasta el final por todos ellos. Este ascenso es también un éxito suyo", asevera Félix García.

¿La clave del ascenso? "Llegamos mejor que nunca a la fase. Todos fuimos de menos a más, superamos lesiones de jugadores importantes para afrontar una eliminatoria final muy dura... y que en el minuto 25 del partido definitivo en Alaior ves como te pitan un penalti. Por la cabeza te pasan mil cosas. Dani Vives, nuestro portero, lo paró. Y así completamos una curiosa estadística: seis penaltis que nos han lanzado en toda la liga, seis penas máximas paradas por nuestros dos porteros´", explica.

Con el pitido final, todo fueron abrazos en el terreno de juego de Los Pinos. Y alegría.

Siendo tan joven, no tuvo problema alguno para ganarse al vestuario. "El jugador tiene que saber lo que hay en lo verde y lo que hay fuera del campo. Y que lo que yo haga es por el bien del equipo, no porque me caiga mejor o peor un futbolista", afirma.

"En pretemporada hablamos con todos y curiosamente son los jugadores que me superan en edad los que más respeto me han tenido. Incluso en el caso del portero, Dani Vives, que jugó conmigo en el juvenil, fuimos compañeros de equipo. Al final, el futbolista ha sabido separar cuándo soy entrenador dentro de la cancha y cuándo soy amigo, compañero o conocido fuera de ella", sentencia.

"Le prometí el ascenso"

Y ya para rizar el rizo, su padre, Félix García Valer, directivo del club, entrenador y lo que haga falta -es el sino de las entidades modestas- fue el ´culpable´ de que entrenase al Son Cladera, ya que le pidió a su hijo que cogiera el equipo, recién descendido de Tercera. No le podía decir su hijo que no. Además, le prometió el ascenso. Y así ha sido.

Una promesa con significado, ya que su progenitor consiguió -junto con Juanjo Machado- el histórico ascenso en una agónica tanda de penaltis frente al Santa Catalina Atlético el 14 de mayo del 2014.

El día a día en su casa era monotemático: solo fútbol. "Mi padre se convirtió en el aficionado número uno. Mi padre y mi novia Rebeca no se han perdido prácticamente ni un partido", señala Félix García, quedándose con la imagen del pitido final en Alaior, con el ascenso ya consumado a Tercera. "Y comprobar como tanto mi pareja como mi padre saltaban al campo llorando a abrazarme... creo que esa imagen no tiene precio", indica. Y llegado a este punto, se acuerda también de la presencia de "Xisca, la mujer de Julián Ronda, que fue hasta Menorca para ser una aficionada más". "Y aquí, jugadores y cuerpo técnico también le dedicamos el ascenso a ella, ofreciéndole al día siguiente en nuestro campo el retorno a Tercera a la memoria de Julián", destaca.

Durante estas semanas la pregunta del millón era si Félix García seguiría en el banquillo del Son Cladera en Tercera. Su padre, dos años antes, dijo ´basta´ y dejó de entrenar dejando al equipo en Tercera. Parecía difícil que su hijo repitiera decisión, pero finalmente no estará en el banquillo. "No nos tenemos que preocupar. El Son Cladera jugará en Tercera y aguantará en la categoría", sentencia el técnico del ascenso, que ahora estará sentado en el banquillo del Esporles. Allí será será ayudante de Andreu Llistó, que tras abanadonar el Andratx ha firmado como entrenador de uno de los conjuntos revelación de Tercera la pasada temporada.