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Análisis

Funeral en casa del tricampeón

Funeral en casa del tricampeón

Nada más llegar al corralito y mostrarse orgulloso frente a los suyos de haber resistido la tentación de superar el límite recomendado ("porque era la única manera de pelearle la victoria a Jack Miller"), Marc Márquez se abrazó a Santi Hernández, su técnico, y le dijo: "No se veía nada, Santi, nada, pilotábamos a ciegas, por intuición, en la recta solo podía retorcer a la mitad el puño del gas así que, en cuanto he visto caerse a Vale (Rossi) ante mis narices, he pensado ´aquí me quedo´. Y ahí me he quedado". Emilio Alzamora, su manager, le dijo: "¡Menuda lección! La suerte también se persigue, Marc, y hoy has estado brillantísimo". "He visto que Jack pilotaba muy seguro, apuraba muy bien la frenada y me ha parecido que, para intentar ganarle, debía pasar la línea roja y he decidido que, si toca, ya lo haremos en otro Gran Premio, por su puesto en el que nos juguemos el título", sentenció el nen de Cervera.

Media hora después, el precioso, azulado y luminoso hospitality del flamante tricampeón del mundo 2015 -pilotos (Jorge Lorenzo), marcas (Yamaha) y escuderías (Movistar-Yamaha)„era lo más parecido a unas pompas fúnebres. Rossi tardaba media hora en llegar y pedía disculpas, sí. Lorenzo se presentaba en solitario y cabizbajo. El jefe Lin Jarvis, británico que pronto se irá de Europa, no apareció por ningún rincón. Y de los aplausos y vítores de la tribu de los Chihuahua y la piña de periodistas aduladores del Doctor no quedaba nada.

Sí hubo. Y mucha. Y brillante. Y razonable. Disculpas y autocríticas de Rossi. "Este no es un cero cualquiera, no. El primero, en Austin (Texas, EEUU), me lo podía permitir, por decir algo, pues llevaba 25 grandes premios acabando en los puntos. En Mugello (Italia), se rompió el motor. Pero hoy (por ayer) ha sido un gran pecato. He sido un estúpido. He cometido un error estúpido. Y pido perdón, perdón, perdón. Tres veces perdón a mi equipo. Si me hubiese calmado, si cuando tenía algo de ventaja no hubiese buscado más diferencia, hubiera ganado. He pecado de principiante, me he emocionado al ser líder y ser más rápido que los demás y he entrado en esa curva 5 kms/h. más rápido de lo que debía. Lo diré: es uno de los más graves errores que he cometido en 20 años de carrera".

Luego, claro, dijo que los Michelin siguen siendo unos neumáticos con los que hay que ir con mucho tiento. "El año pasado, los Bridgestone tenían un agarre brutal delante; este año, los Michelin tienen un agarre bestial detrás, pero nosotros pilotamos y necesitamos confianza en el tren delantero y las gomas francesas no nos la ofrecen. De momento". Más o menos, pues Lorenzo no se aclaró, o no quiso aclararse, o le daba reparo aclararse, y no supo explicar lo que le había ocurrido.

"¿Mi problema? No estoy orgulloso de lo que he hecho (acabó 10º), pero yo necesito notar, sentir, confiar en la rueda delantera y el Michelin, encima en agua, me asusta. Mi pilotaje se basa en sacrificar a tope la entrada en la curva, hacer un paso por curva más rápido que los demás y, en agua, con estas ruedas, soy un desastre", declaró el piloto mallorquín después de la desastrosa carrera.

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