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Análisis

Río en el horizonte

Será complicado ver a Nadal sobre una pista de tenis hasta el próximo 5 de agosto, cuando empiezan los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Su ausencia de Londres 2012 por una lesión, pocos días después de ser designado abanderado, como lo será en Brasil, la definió como el peor trago de su carrera. Y no quiere que se vuelva a repetir. Nadal ya llegó con molestias en la muñeca izquierda desde Madrid. Y si decidió participar en Roland Garros fue porque es su torneo fetiche.

En un mes empieza Wimbledon, y será difícil que acuda. En primer lugar porque le esperan varias semanas de reposo absoluto y llegará fuera de forma a la cita londinense; y después, porque no arriesgará en un torneo en el que no se siente cómodo en las últimas temporadas.

Pocos tenistas han tenido la mala suerte de Nadal, azotado por las lesiones -unas más importantes que otras- desde el inicio de su carrera. Solo Del Potro, por la larga duración de su lesión, también de muñeca, se le puede comparar. Más vale una retirada a tiempo. Como dice el campeón, no se acaba el mundo.

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