La polémica ha marcado el paso de los últimos días en los hipódromos mallorquines, tras el apretado desenlace el martes del 'Premi Mairena' a favor de Cap de Llevant, sobre Cinderella SAS, en Son Pardo. Una instalación que desde hace meses -el 22 de diciembre- no dispone de una referencia de entidad, y visible, que establezca la posición de su línea de meta desde el interior de la pista, como si ocurre, por ejemplo, en el Municipal de Manacor.
Un déficit que representa la auténtica génesis de lo ocurrido y que provoca un importante descrédito de la foto finish con la que los jueces de carreras dictaminaron su resolución sobre la ajustada llegada con la que les tocó lidiar. Una decisión en la que tampoco colaboró a su favor que el coche de los árbitros que siguen el desarrollo de las pruebas se interpusiese ante la cabecera de la célula que, en principio, establece la posición de la fantasmagórica línea de meta de Son Pardo. Instalación para la que el presidente del Institut de l'Esport Hípic del Consell de Mallorca, Jaume Ramis, mantiene desde hace meses entre sus proyectos el dotarla de una nueva estructura para asumir el punto fijo que delimita la meta.
