Guillem Timoner mantiene tan vivo su mito y una lucidez inquebrantable como la ambición ganadora que exhibió a lo largo de su triunfal carrera. Una trayectoria fantástica durante la que acumuló más de 1.500 victorias, según su ordenada y pulcra base de datos personal. Un historial para la leyenda en el que destacan sus seis títulos de campeón del mundo de ciclismo en pista tras moto, dos subcampeonatos, un título de campeón de Europa y 27 medallas de campeón de España.
El primer ciclista español que se enfundó el maillot arco iris que distingue a los campeones del mundo, y uno de los primeros deportistas del país que conquistó esa distinción, tuvo en el dictador Francisco Franco a uno de sus principales admiradores.
El caudillo recibió a nivel oficial a Guillem Timoner en el Palacio de El Pardo, en Madrid, tras cada uno de los campeonatos mundiales que conquistó e incluso estuvo presente en dos de sus triunfos. "Franco vino a verme en dos Mundiales que gané, el último en el del velódromo de Anoesta, en San Sebastián, en 1966.
Llegó a tener 3 representantes
El ciclista recuerda que "Franco era una persona que imponía" y que sus audiencias en El Pardo incluso llegaron a cruzar pequeñas confidencias sobre su vida íntima. También que el dictador, en una de ellas, se interesó sobre su actividad sexual durante sus principales competiciones.
Otro aspecto que distinguió a Guillem Timoner durante su apogeo ciclista fue su conidicón de trotamundos, obligado por sus compromisos deportivos. Un aspecto que le llevó a permanecer largas temporadas lejos de Mallorca, a contar con residencias en ciudades como Bruselas o Amberes y en llegar a contar con hasta tres representantes al mismo tiempo.
