La victoria del mallorquín Enric Mas en la Vuelta al Alentejo en Portugal tiene mucho mérito. Primero, por ser neoprofesional y ganar, y por dos veces, en su tercera carrera, pues el jueves ganó una etapa. Y porque el pasado 2 de marzo sufrió un atropello en la isla mientras entrenaba en solitario; perdió la conciencia y la memoria y tuvo que pasar una noche en observación en el Hospital de Manacor. La factura no fue grave, abrasiones en la parte derecha de su cara, cabeza y cuello. De hecho, un día después se subió al rodillo. "No pensaba llegar bien a esta carrera, pero he hecho buen trabajo en casa, me he cuidado como he podido y lo he conseguido", decía eufórico el de Artá tras recortar el segundo de desventaja con el noruego Krister Hagen y llevarse el triunfo final por los puestos. "Teníamos planeado dejar una escapada en la primera y segunda bonificación y en la tercera yo tenía que esprintar. Se ha marchado David de la Fuente por delante, ha cogido tres segundos y yo he podido ganar la segunda posición y él (el líder Hagen) ha hecho tercero. Yo he cogido el segundo que me faltaba", dijo.