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Análisis: Un Nadal reconocible, por Ricard Cabot

La pretemporada -como define Nadal estos últimos torneos del año- va viento en popa para el mallorquín, que por momentos vuelve a parecerse al que tantos éxitos ha conseguido en su excelsa carrera. En una pista que tradicionalmente no se le da bien -solo ha alcanzado dos finales en sus once participaciones en la Copa de Maestros-, el de Manacor ha entendido que para jugar contra los mejores ha de mostrarse agresivo en la pista. Ayer lo fue. De ahí el resultado, apenas cinco juegos cedidos ante un Wawrinka errático, el que se va de los partidos a la primera que el viento sopla en contra. Muy lejos ahora mismo de poner ni tan siquiera en apuros al imbatible Djokovic, será interesante ver cuál es su respuesta mañana ante Murray, que jugará con el aliciente de poder acabar el año como número 2 por primera vez en su carrera. Será una buena prueba de fuego para calibrar el nivel real de Nadal. Mientras, ya lidera su grupo gracias a un triunfo incontestable.

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