Hoy llega Jorge Lorenzo a Palma de Mallorca. Salgan a la calle. Se lo merecen. Háganle los honores. Se los merece. Háganle una fiesta. Se la merece. Su chico ha hecho una cosa muy grande, inmensa, ha ganado tres títulos mundiales de la categoría ´reina´ de MotoGP. Y los ha ganado limpiamente. No hagan casos de esos pelotas de Valentino Rossi, ni siquiera de un ´Doctor´ que parece haber padecido fiebres asiáticas en el último mes, que dicen que le han ayudado a ganar. ¡Ni hablar! Usted y yo sabemos que el muchacho que llega hoy a Palma es uno de los más dignos y merecidos campeones, perdón, tricampeones del mundo que existen.
Reconozcanle como lo que es, uno de los mejores deportistas de España. Sepan que este hombre que va diciendo por ahí que es mallorquín se ha convertido en campeón estando en la pista cuatro de los mejores pilotos de toda la historia. Porque es toda una proeza coleccionar ya tres títulos mundiales cuando en la parrilla están Rossi, Casey Stoner, Marc Márquez y Dani Pedrosa. Eso solo lo ha conseguido Lorenzo. Ni siquiera el temido, fuera y dentro de la pista, Valentino Rossi ha hecho semejante exhibición, ya que ´Vale´ aún no ha sido campeón con Márquez sobre el asfalto.
Lorenzo llega para celebrar con los suyos un nuevo título, pero no es un título cualquiera. Es el título más duro de las últimas décadas, el cetro que Rossi quería para completar su colección de diez. Y se lo ha llevado Lorenzo por ser más, mucho más rápido que su colega, que ni siquiera copiándole cada sábado por la noche su telemetría ha sido capaz de derrotarle.
Háganme caso. Salgan a la calle. Ese chico se merece el calor de su gente. Son tres títulos inmensos. Los mismos de Ayrton Senna o Kenny Roberts ´el Marciano´. Y se los ha ganado a pulso. Y el mundo entero le reconoce como tricampeón. Porque no corre, vuela bajito.
