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Waterpolo

La nueva vida de Blanca Gil

La mallorquina vuelve a la isla tras retirarse después de diez años en Italia: "Es complicado compaginar el waterpolo con ser madre"

Blanca Gil posa para este diario en Son Hugo. GUILLEM BOSCH

Tres veces elegida como mejor jugadora del mundo los años 2005, 2007 y 2008, dos Copas de Europa de waterpolo además de tres títulos ligueros en Italia y dos en España. Es el legado que ha dejado Blanca Gil (Vinaròs, 1983), nacida en Castellón, pero que desde pequeña se crió en Mallorca. Asegura que ha sufrido, desde su retirada de la alta competición el pasado mes de junio, un "cambio de vida muy radical", declara a DIARIO de MALLORCA. Asegura que es un giro muy fuerte no solo en lo profesional sino también a nivel cultural. "Después de diez años viviendo en Italia al final pensaba en italiano y he tenido que cambiar el chip", dice Gil, que en 2004 partió a Roma para competir en la Serie A, considerada la mejor liga del mundo.

La mallorquina reconoce que retirarse ha sido "muy duro" y que aún está sufriendo por el vuelco que ha dado su vida. "No estoy satisfecha del todo, sigo buscando trabajo, y a mi marido y a mí nos cuesta mucho encontrarlo. Tengo un vacío muy grande dentro de mí", admite Gil. A pesar de esto, la waterpolista asegura que no cambiaría la decisión que tomó hace cuatro meses: "No me arrepiento de haberme retirado".

Entre los motivos de su adiós está el poder darle una mejor vida a su hijo. "Es muy complicado compaginar el waterpolo a nivel profesional con ser madre", dice la mallorquina. Admite además que "no tenía la misma motivación" y que "necesitaba descansar".

Aún así, reconoce que está "satisfecha" por poder seguir dedicándose al deporte que más le gusta, entrenando al Ciutat de Palma. "Tengo la suerte de poder entrenar. Da mucha vida estar con los niños, hay muy buen ambiente y me da vitalidad", confiesa Gil.

El momento más duro en su trayectoria profesional fue la sanción de dos años sin jugar en la Liga italiana que se le impuso por un traspaso frustrado del Orizzonte Catania al Pro Recco en 2011. "Fue una putada tener la oportunidad de ir al mejor equipo del mundo, a ganar 3 veces más, a poder competir al máximo nivel que puede haber en el waterpolo, y no poder hacerlo por que te sanciona tu equipo", reconoce la exwaterpolista. Afirma que le afectó "mucho", aunque no guarda rencor por ello al club catanesi. De hecho, la jugadora volvió al Orizzonte después de cumplir la sanción tras pasar por el Olympiacos griego y el Blu Team Catania.

Una de las grandes victorias de Gil fue superar un cáncer de útero en 2009. Llegó a competir en el Mundial de ese mismo año sin conocer que lo padecía: "No era muy consciente en su momento. Me sorprendí de mí misma por llevarlo de una forma tan liviana", asegura la mallorquina. Reconoce que lo pasa peor viéndolo con perspectiva y que "fue una locura".

Blanca afirma que tiene "muy asumido" que en España el waterpolo a nivel profesional está muy lejos del nivel que buscaba. "Me he acostumbrado a que no iba a ser posible vivir del waterpolo en España", explica. Reconoce también que no le gustaba cómo le trataron los clubes que contactaron con ella mientras estuvo en Italia y que la exigencia en la Liga española no es la que perseguía. "No me gustan las cosas fáciles, no quiero ganar de 20 goles cada partido", dice.

Su negativa a la selección en 2012

Blanca renunció a la selección española en el Europeo de Eindhoven 2012. El estado anímico de la jugadora tras la sanción que recibió fue una de las causas de la negativa. "Me afectó bastante a nivel personal y además necesitaba descansar. Acabé los dos últimos años consumida, no cogía peso por el estrés que tenía", dice. La reducción de las becas y de los pagos a las jugadoras fue otro de los alicientes que alejó a la mallorquina de la selección: "Al final yo vivía del waterpolo y no hago nada por amor al arte", subraya.

Blanca Gil da instrucciones a sus jugadores durante un entrenamiento con el Ciutat de Palma en las piscinas de Son Hugo. G. BOSCH

Sin embargo, Gil aprovechó el periodo de la sanción para alejarse de las piscinas y ser madre. "No tiene precio, es mi vida", reconoce Blanca con una sonrisa.

La waterpolista explica por qué decidió regresar a Mallorca en vez de instalarse en Italia tras vivir allí casi media vida: "Nosotros en un principio queríamos quedarnos en Italia, ya teníamos comprada una casa". El equipo en el que estaba no pudo seguir pagando a sus miembros y se marchó al Cosenza, donde tenía que soportar desplazamientos de hasta cinco horas. "Si volvía a Catania no iba a conseguir trabajo allí. Teníamos que tomar una decisión y optamos por volver a Mallorca por la calidad de vida, entre otras cosas", afirma.

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