Marco Asensio dio ayer otro paso de gigante en su meteórica carrera deportiva al debutar con la camiseta del Real Madrid. Entró en sustitución de Isco, con el que a menudo se le compara, mediada la segunda parte del partido de la Audi Cup contra el Tottenham. El futbolista formado en Son Bibiloni dejó una imagen para la historia: la de un mallorquín vistiendo la camiseta blanca casi veinte años después de que lo hiciera Paco Bonet.

Marco tuvo por delante 23 minutos para tratar de convencer a Rafa Benítez, quien medita si incluirle en la primera plantilla o cederlo a un equipo de Primera División para que coja experiencia. La responsabilidad y el escenario -el Allianz Arena- no pesaron en el jugador, que tiró de su habitual descaro en el poco tiempo que estuvo en el césped.

Para entonces ya formaban en el conjunto blanco numerosos jugadores que también buscan su oportunidad. Teóricos suplentes y futbolistas a prueba como Nacho, Lucas Vázquez, Denis Cheryshev o Arbeloa.

El once inicial de Benítez se había ido desfigurando y únicamente sobrevivían Gareth Bale, que buscó a Marco en varias ocasiones, Varanne, Kiko Casilla y el brasileño Danilo.

El triunfo bermellón estaba encarrilado gracias al gol de James en la primera mitad y fue Bale quien sentenció anotando el definitivo 2-0 con el mallorquín de testigo. El galés interceptó una pelota en la retaguardia del Tottenham, avanzó varios metros y descargó un potente chut imparable para el guardameta.

Marco se ubicó como mediapunta y dejó varias muestras de su clase. Sorprendió conjunto inglés Tottenham con algunos de sus regates eléctricos, protagonizó alguna carrera que acabó en falta y en los últimos minutos ensayó un disparo a puerta desde la frontal que se marchó por encima del larguero.

El encuentro finalizó con el Tottenham buscando el gol del honor y el Madrid defendiendo, lo que obligó al mallorquín a correr mucho tiempo detrás del esférico.

El colegiado solo dejó 15 segundos de prolongación, pero Marco esperará a tener hoy más minutos en la final de la Audi Cup contra el Bayern de Múnich, vencedor de la otra semifinal contra el Milan.

En el global de la eliminatoria, el Real Madrid fue netamente superior a su rival. El conjunto blanco se sobrepuso a las bajas de sus referentes ofensivos, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, gracias al regreso de Jesé a su versión ilusionante tras unos meses de dudas posteriores a su grave lesión de rodilla. Más fino que la pasada campaña, en la zona del nueve, desequilibró y dejó muestra de su calidad para ganarse la confianza de Rafa Benítez.

El Real Madrid se fue adueñando del partido. Las dudas defensivas en los laterales de Danilo y Marcelo las solventaban con eficacia sus centrales, Varane y Sergio Ramos. Modric puso el ritmo e Isco la magia para desequilibrar.

Entre la superioridad trabajada del Real Madrid llamaba la atención el desajuste de Garteh Bale en ataque. A espaldas de Jesé, perdido sin jugar en banda y sin espacios para explotar sus cualidades, con controles imprecisos y perdidas en pases.

James plasmó la superioridad del Madrid con un remate de cabeza después de aprovechar un gran centro de Isco. Después Benítez se dedicó a hacer pruebas.