Era un secreto a voces, pero parece que ya coge cuerpo. Nico López, que ayer se reunió con el Llosetense, tiene todas las papeletas para recoger el testigo que deja Óscar Troya.

El todavía entrenador del equipo recién ascendido a Segunda B -su contrato expira hoy miércoles- tiene sobre la mesa una más que atractiva oferta del Real Mallorca, club del que en su momento fue despedido por Llorenç Serra Ferrer, y al que desea volver a pies juntillas para pasar a integrarse en el cuadro técnico del club rojillo.

Y además, bien posicionado, aunque de momento no parece que su tarea vaya a ser entrenar al Mallorca B, cuyo inquilino sigue siendo Javier Olaizola. Con todo, Troya sería el número tres en el escalafón de técnicos del Real Mallorca, que no es poco.

Su relevo, con el que ya llevan semanas conversando es Nico López Vidal (Palma, 1965), un técnico de sobras conocido para la gran mayoría de aficionados que sigues el fútbol regional y que ya ha demostrado su valía como técnico en el Grupo Balear de la Tercera División, con una buena colección de clubes a sus espaldas (Sóller (1990-92/1996-98), Poblense (1992-96/2007-09), Montuïri (2003-06), Constancia (1998-2001/2009-2012) y Atlético Baleares (2003-03/2013-15). Y ni más ni menos que diez liguillas de ascenso disputadas a Segunda División B.

Y en su trayecto por la Segunda División B, las ha vivido de todos los colores. Con el Sóller -al que ascendió-, vivió una temporada en la que la falta de dinero para un equipo semiprofesional provocó incluso un plante de los jugadores en los entrenamientos. Acabaron la competición descendiendo.

Diferente fue su experiencia con el Baleares. Tras una primera campaña colosal, en donde su equipo se quedó a un punto de jugar la liguilla de ascenso, en la siguiente temporada vio cómo el 18 de enero de este año se desmoronaron sus sueños al ser destituido por el propietario -al que curiosamente llevó al club-, Ingo Volckmann, tras perder en Son Malferit ante el Olímpic de Xàtiva (0-1).

Experiencia para asumir el reto

En total, 27 temporadas entrenando, más de 700 partidos como máximo responsable técnico, y una salida inmerecida por la puerta de atrás del Atlético Baleares que sigue muy presente.

De esta forma, la posibilidad de acceder al banquillo del Llosetense en Segunda B es una opción que seduce a Nico López, un técnico al que no le asusta el reto y que además tiene experiencia para asumirlo, pero a sabiendas de que todo puede cambiar. Ya se sabe, son 200.000 euros los que hacen falta para salir en bronce. Si no, vuelta a la realidad terrenal de la Tercera División, categoría en la cual también estaría dispuesto a entrenar.