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Análisis

Choque de culturas y de estilos

No será tan fácil como ganarle al Athletic. O sí. Es fútbol y a un solo partido nunca se sabe. Más que nada por las circunstancias que puedan darse. Equipo por equipo y jugador por jugador, el Barça es muy superior a su enemigo y eso se tiene que notar.

La Juventus no la haría sombra ni siquiera al Real Madrid o el Atlético en la Liga española, aunque ganara en el Santiago Bernabéu. Está más en la línea del Valencia o el Sevilla. En condiciones de dar guerra, desde luego, pero siempre como probable víctima, el único rol que le proporciona una tenue ventaja.

Fuerte en defensa, como todos los italianos, en el centro del campo depende de Pirlo, una estrella cuya luz se apaga por momentos, y de Pogba. Arriba tiene poco. Morata o Fernando Llorente están a océanos de distancia del tridente atacante blaugrana y el ´Apache´, Tévez, ya no aporta mucho más que pundonor y carácter.

Los de Luis Enrique sólo pueden temer a algún agente externo. Por ejemplo, que se lesione Messi. Una baja de ese calibre pesaría demasiado en el juego y el ánimo de sus compañeros. Pero si el argentino está enchufado, la Champions volará a la Ciudad Condal en el avión de regreso del campeón de liga.

Más como concepto que por individualidades, lo peor que tiene el Barça es su línea de retaguardia. Pero no es precisamente su artillería lo mejor de su oponente. Por ese lado, tranquilos. Por mucho que los transalpinos cierren filas, la paciencia no es una virtud desconocida para la infantería catalana, capaz de minar la muralla hasta que se abre el hueco que permite invadir la fortaleza.

Esta final no va a ser tampoco una simple confrontación entre dos conjuntos, sino un choque de estilos. Bastante trasnochado uno y más valiente el otro. La calidad individual de cada futbolista marca sin duda la estrategia a aplicar. Allegri es consciente de que no puede plantar cara y buscar la batalla en campo abierto. Le destrozarían. Tratará de nadar y guardar la ropa, si es que le dejan o siquiera si es posible. En mi opinión, no ha llegado a esta final por los méritos acumulados, sino por los acusados defectos de los enemigos que se han cruzado en su camino.

En realidad sólo un imprevisto, o varios, cambiaría el curso de los acontecimientos.

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