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Tenis

Nadal: la hora de las preguntas

El mallorquín buscará soluciones con su tío después de Wimbledon para revertir la situación mientras en Francia ya se especula con el inicio del declive del tenista

Rafel Nadal se lamenta tras un error en el partido ante Djokovic. EFE

La derrota en los cuartos de final de Roland Garros ante Novak Djokovic no fue una más. Primero por el escenario, la segunda casa de Nadal; después por el rival, que definitivamente le ha cogido ventaja en la carrera que mantienen ambos por estar en lo más alto, y, por último, por la forma en que llegó, en tres sets y en apenas dos horas y media de juego.

El calendario tenístico no perdona. Tras la decepción que supuso su eliminación, que le ha impedido coronarse por décima vez en París, Nadal, tras un par de días de descanso en Manacor, debe afrontar a partir del lunes el torneo de Stuttgart, que por primera vez se disputa sobre hierba. A continuación jugará en Queen's, la antesala del torneo de Wimbledon, en donde, visto su renqueante papel sobre tierra, su superficie favorita, no tiene depositadas muchas esperanzas.

Será después del torneo londinense cuando, con un mes por delante -Montreal y Cincinnati es a mediados de agosto-, Nadal buscará soluciones con su tío para revertir la situación, que le ha llevado en apenas once meses del número uno al diez, que puede ser el once si hoy Tsonga se mete en la final de Roland Garros. Lo confirmó Toni Nadal al término del partido: "Después de Wimbledon tendremos tiempo para trabajar. Será un momento importante", señaló el entrenador del campeón de catorce grandes, que se resiste a rendirse porque considera que su pupilo tiene tenis de sobra para seguir en lo más alto y luchar por los títulos.

Pero, hasta que llegue este momento, es la hora de hacerse preguntas. En la rueda de prensa tras perder ante Djokovic, un Nadal que no podía ocultar su desazón por la derrota, se marcó un objetivo: recuperar la consistencia que le ha llevado a ganar 65 títulos, entre ellos catorce grandes. En su tónica de restar importancia al puesto que ocupa en el ránking, Nadal lo adujo a que ha estado "medio año sin jugar", a la vez que hacía autocrítica al admitir que "durante tres meses y medio he estado muy mal".

Las alarmas se han encendido porque, por primera vez en su brillante carrera, ha finalizado la gira europea de tierra sin título alguno. Y, lo que es peor, ha perdido ante jugadores frente a los que siempre había ganado en su superficie favorita. Ha sucumbido dos veces ante el anárquico jugador italiano Fabio Fognini, en Río y en Barcelona; en la final de Madrid ante Murray y frente a Wawrinka en Roma, derrotas que han llegado por algo más que un parón de seis meses.

La fuerza mental, posiblemente la cualidad que más se ha destacado de Nadal, le ha fallado más de la cuenta en este 2015. Ha perdido partidos que tenía prácticamente ganados o bien encarrilados. El último ejemplo de su pérdida de confianza se vio en el partido del miércoles ante Djokovic. Se despidió del partido con una doble falta, algo impensable en él no hace tanto, en una acción que recordó la final del año pasado cuando fue el serbio el que tiró el último punto del partido con una doble falta.

Le ha faltado también constancia en su juego. Como no podía ser de otra manera, conserva golpes magistrales y momentos que permiten creer que el mejor Nadal volverá. Pero ante jugadores 'top-ten' estos momentos puntuales no bastan. Ya lo dijo el manacorí en la previa de su partido ante Djokovic: "Tendré que jugar bien durante muchos momentos, no me bastará con un rato". Esta consistencia que tanto busca para volver a estar entre los mejores es la que ha echado en falta este año ante el propio Djokovic, Fognini, Murray, Berdych o Wawrinka, ante los que ha doblado la rodilla.

El declive

La derrota ante Djokovic, la sexta en las últimas siete veces que se han enfrentado, ha abierto el debate en Francia sobre si ha comenzado el declive en la carrera de Nadal. El miércoles por la noche, en el canal de televisión L'Equipe, se organizó un debate entre seis periodistas especializados bajo el título: "¿Nos encontramos ante el inicio del declive de Nadal?". Los que creen que sí, argumentaban que el paso de los años no perdona y que Nadal está acusando estar instalado doce años en la élite. Además, afirmaban, ya no posee la fuerza mental que tantos partidos le ha llevado a ganar. Los defensores de Nadal, los que creen que hay campeón para rato, apuntaban a un mal momento del tenista y a que, de la noche a la mañana, no se le puede haber olvidado jugar a tenis.

El mismo periódico L'Equipe hacía una similitud entre el actual momento de Nadal con el que en su día vivieron tenistas como Borg, Sampras o Federer. El sueco, recuerda el prestigioso diario francés, no volvió a ser el mismo tras perder por primera vez en Wimbledon tras cinco victorias consecutivas, hasta el punto de que se retiró hastiado de tenis. Lo mismo le pasó al norteamericano, que tras siete títulos en la hierba londinense, inició su caída al perder en 2001 ante un jovenzuelo llamado Federer. Y el propio Federer, cinco veces ganador del US Open, no ha vuelto a ganarlo desde que perdió la final de 2009 ante Del Potro. Nadal está a tiempo de hacer un guiño a la historia.

Otras voces más autorizadas creen en Nadal. Como no podía ser de otra manera, su propio entrenador, que afirma que derrotas como la del miércoles "le motivan más". Hará todo para ganar una décima vez aquí. Le encantan los retos". De opinión similar es Séverin Lüthi, entrenador de Federer: "No dudo de que Nadal será uno de los grandes favoritos para ganar el año que viene en Roland Garros".

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