"Hemos eliminado al campeón inglés, francés y alemán. Y ahora vamos a por el italiano. Hemos hecho una 'Champions' de altísimo nivel". Así resumía el técnico del Barcelona, Luis Enrique Martínez, la trayectoria de su equipo en esta Liga de Campeones (sigue en vivo la final este sábado).

Si finalmente los azulgranas la ganan, se podrá decir, más que cualquier otra temporada, que nadie les habrá regalado nada. Empezando por el sorteo de la fase de grupos, donde ya se las tuvo que ver con el PSG de Ibrahimovic, Pastore, Lavezzi, Verrati, Thiago Silva y compañía.

En aquel Grupo F, al nuevo Barça de Luis Enrique llegó muy verde al Parque de los Príncipes, donde perdió (3-2) el primer partido de esta competición.

El segundo y último llegó en el Allianz Arena, también por 3-2, en la vuelta de semifinales, cuando el equipo defendía el 3-0 logrado en el Camp Nou.

Aquel partido en el coliseo azulgrana en el que el Barça pasó por encima al todopoderoso Bayern de Pep Guardiola -eso sí, sin Ribery ni Robben- fue una de las grandes exhibiciones del conjunto catalán esta temporada.

Como también lo fue el 1-2 de Manchester en la ida de lo octavos de final, en un encuentro en el que el Barça pudo golear a domicilio a los de Manuel Pellegrini, un equipo también plagado de estrellas como Silva, Yaya Touré o el 'Kun'.

O el excelso 1-3 de la ida de los cuartos de nuevo ante el PSG. Para aquel entonces, el Barcelona regresaba al escenario de su primer gran naufragio del año siendo ya otro equipo: mucho más sólido, con los automatismos más instalados y donde Luis Suárez se había convertido ya en la pieza que faltaba al engranaje atacante azulgrana.

El uruguayo y Neymar entendieron rápidamente que Messi era el rey, y se convirtieron en dos escuderos de lujo del astro argentino. La química entre los miembros del tridente azulgrana a la postre resultó decisiva para que el equipo se plantara con autoridad en la final de Berlín.

Como también lo fue la enorme solvencia defensiva de un equipo que ha vuelto a contar con el mejor Piqué, de nuevo el gran jefe de la zaga azulgrana como en la época dorada del Barça de Pep.

El conjunto catalán se ha clasificado para la final tras ganar diez de los doce partidos que ha disputado -los otros dos se saldaron con derrota- y marcar 28 goles (10 de Messi, 9 de Neymar, 6 de Luis Suárez, y Piqué, Rakitic y Sandro con un gol cada uno) y encajar solo diez tantos.

Y así, a base de tumbar a un campeón tras otro, el Barcelona se ha plantado en la final de Berlín. Por eso no es de extrañar que Luis Enrique saque pecho. Si el próximo sábado derrotan a la Juve, habrán sido cuatro los campeones que habrá dejado en la cuneta para levantar su quinta Copa de Europa.