Esther de León (Palma, 1992) ha alcanzado la gloria con la medalla de bronce en el Mundial de Kárate Adaptado que se celebró en noviembre en Bremen. Esther es una chica con síndrome de Down. Lleva en el mundo karateca más de una década y no para de cosechar éxitos. Con tan solo 12 años ya quedó primera en la categoría infantil de la primera edición del Trofeo de Kárate para discapacitados. A lo largo de su andadura en este deporte ha conquistado 37 trofeos y cuenta que no tiene sitio para tantos. "Tendré que hablar con Luís (su padre) para que compre otro mueble", exclama.

Dos semanas después de su bronce mundial se impuso en el VII Torneo Internacional de Kárate Bera Bera (San Sebastián). A este campeonato para karatecas discapacitados lleva asistiendo desde que se empezó a celebrar en 2007, donde quedó primera. "Vamos a todos los trofeos que se organizan en España", comenta la madre, Elia López, quien se encuentra presente en el momento de la entrevista a su hija.

Esther es una joven amante del deporte que no solo se centra en el kárate. Practica el tenis con sus padres y acude a natación con sus compañeros del Taller Ocupacional que está realizando. Además, compitió en gimnasia rítmica y llegó a quedar séptima en el Campeonato de España. Pero finalmente encontró su sitio en el kárate.

En la actualidad la mallorquina es cinturón negro, máximo reconocimiento en este arte marcial. Se examinó el pasado día 29. Lo afrontó con nervios. Y su madre, siempre atenta a lo que dice su hija, no contribuyó al recordarle que "la iban a tratar como a unamás". "El tribunal es normal y corriente y no iban a tener miramientos", añadió Elia.

Esther se ha vuelto a superar y una vez más ha ido a por su sueño, el de conseguir el noveno y último cinto de este deporte. Ahora queda un largo camino hasta conquistar los danes, cintas que se colocan en los ceñidores.

A Esther le gustan los retos y por esto, a pesar de que hace un mes que ganó el bronce en Bremen, ya piensa en la futura cita mundialista que se celebrará en Austria en 2016. "Me veo capaz de llegar", asegura. Para participar en el Mundial primero tendrá que proclamarse, como en esta ocasión, campeona de España. Esther tiene gran recuerdo del día que fue la mejor: "Me sentí muy feliz".

Para participar en los torneos, la karateca acude, desde que empezó su andadura por este mundo, al Gimnasio Francisco Mota. Y se muestra encantada. "Me llevo muy bien con Francisco", afirma de su entrenador con una gran sonrisa. Su madre se introduce en la conversación para recordar que "no la tratan diferente ya que hace las cosas como los demás" y sobre todo advierte que "nadie la sobreprotege".

Durante la entrevista van llegando los compañeros de kárate y todos se paran a contemplar la medalla de bronce que lleva colgada del cuello. "La tendrás que enmarcar" o "¡Qué pasada!", son solo algunos de los comentarios que van soltando mientras ella se tapa la cara por la vergüenza que no puede ocultar.

Esther tiene la autoestima alta, es cabezota y persistente y se metió en el karate porque su hermano mayor, Jorge de León, practicaba este deporte y a ella le llamó la atención. Su familia está encantada de que forme parte de este arte marcial. "Nos gusta que se dedique a lo que a ella le gusta y además lo hace bien", comenta orgullosa Elia López. Asimismo, la karateca es una gran amante de los viajes y el hecho de participar en todos los Campeonatos de España le permite recorrer diferentes puntos de la geografía. Tiene un buen recuerdo de su paso por Bremen, primera vez que salía al extranjero, donde "conocí a mucha gente".

El día a día de Esther está marcado por la normalidad y la rutina, al igual que la de cualquier joven de 22 años. Por las mañanas acude a clase y por las tardes cumple con su entrenamiento, va a natación o a sesiones de logopedia.

Esta joven demuestra que el kárate adaptado también puede dar alegrías, a pesar de no ser un deporte muy considerado y menos esta modalidad.

Esther, a la que le gusta hacerse fotos y "salir en la tele", no para. Lo último que ha hecho ha sido aparecer en un calendario con los artistas de Son Amar junto a otras personas con síndrome de Down. "He hecho de novia", concluye con una sonrisa que nunca se le acaba.