Marga Crespí se retira. La mallorquina, que anunció ayer su decisión -inesperada y sorprendente- a través de un comunicado, explicará hoy los motivos por los que abandona la alta competición. A los 25 años, la gran referente de la sincronizada balear dejará tras de sí un palmarés envidiable con medallas olímpicas, mundiales y europeas que la han convertido en la mejor nadadora balear de la historia en su especialidad.

La decisión no ha sido consecuencia de la lesión de la que se tuvo que operar en septiembre de 2013 y de la que está completamente recuperada. Nuevos proyectos han aparecido en el horizonte y Crespí ha decidido encarar su vida por otro camino, lejos de las exigencias del deporte de alta competición. Hoy explicará si sigue vinculada al deporte.

Marga Crespí se inició a los seis años en la natación sincronizada, una modalidad en la que creció con los años de la mano del Club Mediterránea y con el que empezó a tocar la elite a los 16. A los 19 ya estaba viviendo en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, centrada en una dura preparación que la llevaron a participar en diversas competiciones internacionales, siempre formando parte del equipo nacional, tanto en las pruebas de conjuntos como en las de combo.

El primer gran éxito, a nivel internacional, llegó en Roma, en el año 2009, cuando el combo español logró su primer oro en un Mundial. De la mano de la seleccionadora Anna Tarrés, Crespí se convirtió poco a poco en fundamental en una selección en la que con el cambio generacional, tras la marcha de Gemma Mengual, Paola Tirados y Andrea Fuentes, acabó convirtiéndose en capitana.

Tras cumplir el sueño de competir y subir al podio en unos Juegos Olímpicos, en Londres 2012, su peor momento llegó en 2013, precisamente con el Mundial de Barcelona a las puertas y en el instante en el que pasaba a ser protagonista principal. Junto a Ona Carbonell, Marga Crespí se convirtió en el referente de España, formando el dúo con la catalana además de seguir compitiendo con el equipo. El éxito se concretó pese a una lesión en la cadera que le impedía estar al cien por cien y que en septiembre del año pasado le obligó a pasar por el quirófano y a un proceso de recuperación de seis meses.

Crespí reapareció en marzo de este año, en el Nacional, completamente recuperada, pero para entonces la nueva seleccionadora, Esther Jaumà, ya había tomado la decisión de formar el dúo con Ona Carbonell -así lo pidió la catalana- y Paula Klamberg en el Europeo de Roma de este año. La mallorquina, una de las veteranas del combinado, participó con la selección, sumando dos nuevas medallas con la que cierra un palmarés envidiable que la convierten en leyenda de la sincronizada, y del deporte balear en general.