Se nos discrimina de nuevo en los foros internacionales. España no mordió a nadie en Brasil, pese a lo cual sufrió la misma sanción que el hambriento Luis Suárez. La pandilla de Vicente del Bosque se caracterizó por su nula mordiente, pero también fue expulsada con cajas destempladas del Campeonato. Queda demostrada la arbitrariedad de la Fifa, que castiga comportamientos antagónicos con la misma pena de destierro.

Dado que se nos iba a imponer idéntica condena, por lo menos deberíamos habernos defendido sobre el campo con uñas y dientes. Ahora entendemos que Casillas y compañía interiorizaron las advertencias de la Fifa sobre el juego sucio. Así que nuestras estrellas decidieron operar con anestesia. Anestesiados, vaya.

Que no salga de aquí pero, ante el desdentado juego español, contemplamos con cierta envidia la exhibición deontológica o ´dientológica´ de Luis Suárez. Ojalá nuestros seleccionados hubieran vuelto ensangrentados, pero ya solo mordisquean lúbricamente a sus bellísimas esposas. El espíritu de la selección estaba tomado de ´50 sombras de Grey´, el resultado sólo podía ser pornográfico.

Y después dirán que los futbolistas emplean menos la cabeza que la pierna mala. También en fútbol el tamaño importa. De ahí que la Fifa, la organización más corrupta del planeta después del COI, aplique una ejemplaridad sin precedentes a un pequeño país con presidente chabolista. En la emotiva foto de bienvenida, Suárez sostiene en brazos a su retoño, al que todavía no le han salido los dientes.