El piragüista mallorquín Sete Benavides regresó ayer a Palma tras lograr la medalla de oro en C-1 200 metros en la Copa del Mundo de Milán. Y lo hizo rodeado de familiares y amigos, que le recibieron en Son Sant Joan tras el nuevo paso al frente del deportista de Pollença en sus aspiraciones de obtener algo grande en las próximas citas y, sobre todo, con la mirada puesta en los Juegos de Río en 2016.

"He trabajado mucho para llegar hasta aquí", afirmó Benavides con la medalla de oro colgada al cuello y exhibiendo una sonrisa radiante. "No esperaba ganar así", continuó el pollencí, refiriéndose a la autoridad con la que se impuso a sus rivales, con un tiempo inferior a los cuarenta segundos y obteniendo una de las tres medallas de la delegación española en Milán.

Benavides destacó que la experiencia que va adquiriendo le permite competir "con mayor confianza. Voy más seguro y esto me permite pensar en positivo para las próximas competiciones, el Europeo, la Copa de España y el selectivo para el Mundial que se celebrará en Moscú", comentó.

El palista, cuarto en la prueba de C-1 200 en los Juegos de Londres, se colgó el oro en la Copa del Mundo de Milán con un tiempo de 39.985, solo 0.072 segundos de ventaja sobre el alemán Stefan Kiraj, una mínima diferencia porque Benavides llevaba tanta ventaja que le permitió celebrar anticipadamente la victoria.