­El motociclismo mallorquín vive hoy una jornada para la historia en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana. De esas que ni el más optimista hubiera imaginado hace apenas unos años y que ahora deja la posibilidad de que dos palmesanos, uno en MotoGP -Jorge Lorenzo- y el otro en Moto3 -Luis Salom-, sean campeones del mundo. Ya no solo en la misma temporada, sino en el mismo día. En el caso del piloto de la categoría reina necesita un milagro, o un grave error de su rival, que es lo mismo, mientras que el de la pequeña depende de su talento para tocar el cielo.

Lo que es seguro es que ambos sentirán emociones para siempre, tanto para bien como para mal, en un circuito Ricardo Tormo de Cheste que estará hasta la bandera. Ninguno de los dos consiguió la ´pole´ en la última carrera del año, pero tampoco les hacía falta. Lo importante es hoy, aunque las expectativas son bien diferentes en un sentido y otro.

Lorenzo ha rodado muy rápido durante todo el fin de semana, pero su problema es que Marc Márquez, su único rival, también. El catalán marcó un nuevo récord del circuito y aventajó en casi 3,5 décimas al balear, que había dominado hasta ese momento la mañana. Jorge tuvo problemas con su Yamaha, quizá en la electrónica, porque ni él mismo llegó a aclararlo, que le obligó a usar la segunda moto. Y ahí perdió las opciones de salir como el más adelantado.

?El bicampeón del mundo está resignado a esperar un fallo del de Cervera para sonreír, aunque el hecho de que precisamente luzca en sus vitrinas los éxitos de 2010 y 2012 le resta ansiedad. Saldrá a escaparse, a ganar, que es lo que sabe hacer, pero es consciente de que es complicado que Márquez sea quinto o peor, el resultado que le daría el triunfo. Y si es segundo, ya pasaría a ser una absoluta quimera porque su adversario debería alcanzar el noveno puesto o peor. Solo un fallo mecánico o que el catalán se vaya al suelo se antojan como los mayores recursos para que Lorenzo dejé en nada los 13 puntos que lleva de ventaja.

Diferentes casos

El caso de Salom es radicalmente distinto. Solo tendrá que sacar la calculadora si no gana la carrera. Así de fácil, así de difícil. Porque muchos ya auguran que puede ser el final más apretado que se haya visto, ya no solo de una carrera de Moto3, sino también de un Mundial. De hecho, el de sa Indioteria se quedó a 16 milésimas de ser el más rápido en los oficiales de ayer, solo superado por un Álex Rins -está a cinco puntos- que también dejó buenas sensaciones. El tercero en discordia, Maverick Viñales -a solo dos-, finalizó precisamente con esa plaza. Salom está confiado, es el que más triunfos acumula de la temporada, con siete, a pesar de que ayer tuvo un problema con el cambio que asustó a sus seguidores. Nada grave.

No obstante, visto lo visto, estas sesiones solo habrán servido para acumular sensaciones. "El Mundial se puede jugar en la última curva", ha repetido en las últimas horas el isleño. No sería la mejor noticia para los que padecen del corazón, porque las veinticuatro vueltas amenazan con ser de auténtico infarto luchando con Rins y Viñales como gladiadores en una cita que ha despertado muchísima expectación. Salom tiene la baza de sus extraordinarios finales. En 2012 ya se proclamó subcampeón del mundo con una moto inferior a la de sus adversarios, por lo que ahora quiere más. Conformarse, sobre todo ante una oportunidad de este calibre, no entra en su forma de entender este deporte. Quiero hacer realidad un sueño, por mucho que suene a tópico, que persigue desde pequeño en las pruebas en la isla. Y lo mejor es que está en su mano.