Desde que nació, hace 26 años, en Sandton (Sudáfrica) sin peronés, hasta que el 4 de agosto pasado irrumpió en la historia del atletismo al convertirse en el primer amputado que competía en unos Juegos Olímpicos, Oscar Leonard Carl Pistorius se ha pasado la vida luchando por ser admitido entre los deportistas "normales".

Apenas seis meses después de ver realizado su gran sueño en Londres, el de competir en 400 metros junto a los mejores atletas "normales" del mundo, Pistorius ha sido detenido por matar, presuntamente, a tiros a su novia en su casa de Pretoria, en circunstancias todavía confusas.

El 4 de agosto, en el estadio Olímpico de Londres, Pistorius no sólo consiguió participar en la primera ronda individual de 400, sino también clasificarse para las semifinales.

"Blade Runner" (el corredor cuchilla), como se le conoce ya en todo el mundo, partió en la primera serie por la calle 6, moviendo a gran velocidad las prótesis de carbono que utiliza en ambas piernas. Era una carrera de cinco, y pasaban los tres primeros, pero Pistorius sólo cedió ante el dominicano Luquelín Santos -a la postre subcampeón olímpico-, que venció con un tiempo de 45.04, seguido del sudafricano, que hizo su mejor marca del año (45.44).

"Estaba muy nervioso. Me daban ganas de llorar porque siento una mezcla de emociones. Ha sido una experiencia maravillosa", declaraba Pistorius tras la carrera.

La figura de Pistorius, que presenta en una extraña mezcla el factor humano con el puramente deportivo, ha sido objeto de una enorme controversia.

Desde que, con 11 meses de edad, sufrió la amputación de las dos piernas, justo por debajo de las rodillas, su afán de superación le condujo a practicar el atletismo. Camina y corre impulsándose con prótesis de carbono.

La IAAF le prohibió competir en los campeonatos del mundo, no solo por temor a que los adversarios pudieran resultar heridos al contacto con sus cuchillas, especialmente en los relevos cuando se accede a la calle libre, sino porque expertos en biomecánica consideraban que Pistorius corría con ventaja al propulsarse con sus ganchos como si fueran dos trampolines.

En 2008, sin embargo, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) falló a favor de Pistorius y le autorizó a participar en los campeonatos de la IAAF al entender que los estudios biomecánicos no dejaban claro que tuviera ventaja sobre sus oponentes.

Un puesto en el relevo

Pistorius tenía vía libre para correr frente a los atletas físicamente normales, y en los Mundiales de Daegu 2011 se ganó un puesto en el relevo sudafricano 4x400, pero la IAAF le obligó a partir en la primera posta, en la que los atletas corren cada uno por su calle, a fin de evitar contratiempos físicos a los rivales.

El Instituto de Biomecánica de Valencia llegó a la conclusión de que Pistorius, con sus prótesis, obtenía ventajas en algunos aspectos, como puede ser un mayor retorno de energía, pero también tenía inconvenientes como una menor aplicación de fuerzas.

Según las conclusiones de dicho Instituto, el trabajo mecánico de la rodilla es menor en Pistorius que en el resto de corredores. Concretamente, 11 veces menor en la fase de frenado del apoyo y 8 veces menor en la fase de impulso del pie.

Pero su mayor ventaja, según los expertos, reside en el retorno de energía en los apoyos. Al pisar, el suelo devuelve a los atletas una energía que en parte reutilizan para continuar. Los corredores de 400 son capaces de reutilizar un 41 por ciento de esta energía, mientras que Pistorius, gracias a sus prótesis, consigue reutilizar el 90 por ciento.

La diferencia de un 49 por ciento menos de pérdida de energía permite a Pistorius realizar un sprint máximo a la misma velocidad que un corredor sin prótesis con un menor coste metabólico, concluye el estudio.

Una vez que el TAS le abrió las puertas de la competición normal, Pistorius se ha convertido en un icono del deporte mundial. Su presencia en los Juegos Olímpicos de Londres suscitó tanta atención como los grandes astros de la pista y su nombre circuló profusamente por las redes sociales.

En los Juegos Paralímpicos, que se celebraron en el mismo escenario londinense a continuación de los "normales", la victoria de Pistorius en los 400 metros, después de haber perdido en 200 ante el brasileño Alan Oliveira y quedar fuera del podio en 100 metros, fue celebrada ruidosamente por los 80.000 espectadores que abarrotaban el estadio.

Después de Londres 2012, Pistorius se había fijado como meta participar en los Juegos de Río de Janeiro 2016, cuando, con 29 años, espera alcanzar la cumbre de su carrera deportiva. Ahora, de probarse su culpabilidad en el homicidio, la incertidumbre se cierne sobre sus planes deportivos.