Los dos últimos grandes fichajes del mánager del primer equipo y entrenador Jose Mourinho han abierto alguna vía de agua en la credibilidad del portugués. El primero, Coentrao, un aceptable defensa que ni de lejos vale 30 millones de eurosque abonó el Real Madrid; el segundo, Modric, llegado el pasado verano desde un equipo inglés con exigencias muy reducidas en relación a las que se ha encontrado en el club blanco. A Modric se le empieza a poner cara de Prosinecki, aunque sin lesiones musculares, quizá porque aquél no fuma.

Todo indica que Modric, autor de un buen partido ante el correcto pero flojo Zaragoza, no va a encontrar su sitio en la media blanca al lado del indudable mariscal de la misma, Xabi Alonso. El croata es un jugador muy apto para el pase corto y el avance hacia el área rival con cierta pausa, dos cosas que el actual Real Madrid rechaza de plano. El Madrid ataca con la fiereza de una manada en estampida, quizá en recuerdo de los años del gordito Ronaldo, definido así por Jorge Valdano, no con la sutileza del toque, la pared o el desmarque en corto.

El papel de Modric en el equipo empieza a ser cuestionado, y con razón. No mezcla bien con un Xabi Alonso muchas veces muy solo en la zona ancha del campo, que después de años parece haber descubierto que su compañero ideal es Khedira, al que se le minusvaloró desde su llegada a Madrid. El fichaje del alemán ha sido puesto como timbre de gloria por Mourinho, que acusó a Valdano, entonces responsable máximo de los fichajes, de no conocerlo. Pese a los años transcurridos desde la llegada de Xabi Alonso nadie ha sido capaz de aclarar si el vasco juega mejor con un compañero de media por detrás o si lo necesita por delante. En la selección juega por detrás de Xavi e Iniesta, pero por delante de un Busquets impagable.

Con Modric el Madrid no fue capaz de superar a un Borussia Dormund que se enseñoreó del Bernabéu en el campo y en la grada, por lo que cuentan los testigos directos. El croata estuvo desaparecido y ha provocado una enorme preocupación en el entrenador y mentor de su fichaje.

Karanka, el segundo entrenador, ha sido encargado por su jefe directo para explicarle todos los movimientos que ha de realizar en el campo. Cuando un futbolista profesional que, además, ha costado una millonada necesita clases particulares es que está fallando.

A Modric le pesa la púrpura de un equipo plagado de estrellas que, sin embargo, se estrella contra un muro en cuanto el rival muestra organización y capacidad para mover el balón. La impresión de que el Madrid necesitaba otro tipo de centrocampista distinto a Modric se va extendiendo con el consiguiente riesgo para el jugador y para quien se empeñó en su contratación.

De Coentrao a Modric, no parece que Mourinho tenga el mejor ojo para rastrear el mercado de los fichajes millonarios. Porque del otro mercado, el de los futbolistas jóvenes, con futuro y precio asequible, ni se ocupa.