El Atlético Baleares no ha podido remontar la eliminatoria, y aunque Angulo hizo soñar a la afición con un gol al comienzo de la segunda parte, un penalti a favor del Mirandés a diez minutos del final que Pablo Infante convirtió en gol, dejó sin capacidad de reacción a los locales. Un error de David Sánchez, que marcó en propia meta, mató definitivamente el partido.

La primera parte transcurrió sin goles, pese a que el Atlético Baleares, muy superior a su rival, buscaba sin descanso la portería burgalesa sin éxito. Fue Brian Angulo, el jugador blanquiazul más destacado del partido, quien por fin consiguió romper la portería de Nauzet. Corría el minuto 56 de juego y la afición blanquiazul se venía arriba: el ascenso estaba más cerca que nunca.

En el banquillo del Mirandés los nervios empezaban a aflorar, viendo cómo se les complicaba una eliminatoria que habían encarrilado en casa. Pero no bajaron los brazos y confiaron en la suerte y esta les sonrió. A falta de diez minutos para el final, un penalti a favor de los burgaleses que supuso la expulsión del argentino Mantovani cambió el sino del partido. Pablo Infante no falló y transformó la máxima pena en gol, tocando el ánimo de los hombres de Gustavo Siveiro.

El golpe de gracia para el Baleares llegó en el minuto 89 cuando un error de David Sánchez, que marcó en propia puerta, le daba una victoria al Mirandés que le abría, por primera vez en su historia, las puertas de Segunda División.

Tras el partido, el entrenador del Mirandés Carlos Pouso admitió que con el 1-0 el Baleares había puesto a su equipo "contras las cuerdas". "Hemos podido perder, empatar, pero al final tuvimos ese componente de suerte necesaria para sobreponernos a todo, el calor, el césped, el marcador en contra, y celebrar este ascenso que es de los jugadores", ha señalado el técnico.

Ahora, el Atlético Baleares tendrá que superar una doble eliminatoria para cumplir su sueño de recuperar una categoría que perdió hace 49 años.