Olvidada la gran final del Abierto de Australia y su séptima derrota consecutiva ante Novak Djokovic, Rafel Nadal afronta a partir del próximo jueves en el Masters 1.000 de Indian Wells una fase de la temporada que le debe llevar, prácticamente sin parar, hasta los Juegos Olímpicos de Londres. Hasta el 5 de agosto, fecha en la que se disputa la final de la cita olímpica, y en la que el número dos del mundo espera estar para defender el oro conquistado en Pekín hace cuatro años, Nadal disputará la friolera de diez torneos. Con un único objetivo: superarse a sí mismo, como ha manifestado el tenista durante el mes que ha pasado en Mallorca, pero sobre todo a Novak Djokovic, su auténtica ´bestia negra´, el jugador que ha sido capaz de ganarle hasta siete veces consecutivas, la última en Melbourne el pasado mes de enero tras casi seis horas de intensa lucha, más propia de gladiadores que de deportistas.

Su gran papel en el Abierto de Australia, en donde le faltó muy poco para coronarse campeón por segunda vez, convierten a Nadal, por si no lo fuera ya, en aspirante a ganar todo torneo que dispute. En la final de un Grand Slam más larga de la historia se dio cuenta de que está más cerca que nunca de superar al serbio por primera vez en el último año. Su juego, entre otros motivos por el aumento de tres gramos en la cabeza de la raqueta que le permite golpear con más potencia, es más agresivo. Juega un paso por delante de la línea de saque. También ha convertido su derecha en un golpe letal, de la misma forma que su revés ha mejorado de forma evidente. El servicio, sin ser el que exhibió en el US Open de 2010, el de su único título en Nueva York hasta el momento, es lo suficientemente bueno como para atemorizar a sus rivales. Otra cosa es el segundo, todavía muy endeble.

Indian Wells será una buena piedra de toque para ver cómo ha evolucionado Nadal en este mes largo de entrenamientos en Manacor. Estarán todos los grandes, desde Djokovic a Federer, pasando por Murray, David Ferrer, Tsonga y compañía. Finalista el pasado año, perdiendo la primera de sus siete finales perdidas contra el serbio, defiende 600 puntos. La gira americana se cierra con el torneo de Miami, en donde defiende los mismos puntos por su condición de finalista el pasado año.

Será el paso previo a la temporada de tierra, cada vez más corta en el tiempo, ya que empieza el 15 de abril en Montecarlo y finaliza dos meses después en Roland Garros, una de las citas cumbre en el calendario del manacorí. Sobre tierra se le presentan retos apasionantes. En Montecarlo aspira a su octavo título, y a su séptimo en el Conde de Godó. Luego llega el Masters 1.000 de Madrid, el torneo que peor se le da sobre tierra debido a la altura. También defiende 600 puntos de la final del pasado año, perdida, cómo no, ante Djokovic. Roma, donde persigue su sexto título, pondrá punto y final a los torneos de tierra antes de la gran cita de Roland Garros, donde aspira a convertirse en el único jugador en adjudicarse el torneo parisino por siete veces. La presente edición se presenta apasionante y doblemente peligrosa ya que es el único grande que falta en el palmarés del número uno.

Tras Queen´s llegan Wimbledon, en la última semana de junio, y los Juegos Olímpicos, sobre la misma hierba londinense, del 28 de julio al 5 de agosto. Dos citas de postín para poner punto y final a cinco meses que marcarán la temporada de Nadal. Indian Wells, esta semana, es la primera parada. Siéntense y disfruten.