Agotado por el larguísimo viaje desde la otra parte del planeta y con casi una hora y media de retraso sobre el horario previsto, Rafel Nadal llegó ayer a Palma sobre las seis de la tarde. Llegó como lo que es, como un campeón, lo que pudo comprobar a su llegada, cuando muchas de las personas que esperaban a familiares y amigos dieron la enhorabuena al manacorí por la gran final disputada el pasado domingo contra Novak Djokovic en el Abierto de Australia, el primer grande de la temporada tenística.

Pese a la derrota, Nadal llegó satisfecho ya que hizo cosas mejores de las que venía haciendo, y que cayó en una final que pudo "haber ganado". "Regreso muy contento de mi nivel tenístico, que ha sido muy alto otra vez, y haciendo cosas mejores de las que venía haciendo, tanto física como mentalmente", dijo Nadal a su llegada al aeropuerto de Son Sant Joan.

El número dos del mundo, que descansará, al menos a nivel de competición, durante el mes de febrero, dijo sentirse tranquilo porque lo había dado todo en la pista. "Es cierto que perdí, pero no estoy especialmente enfadado ni triste porque di el máximo", aseguró el manacorí, recordando el que ya es considerada la final de un torneo de Grand Slam más larga de la historia, con cinco horas y 53 minutos.

Nadal, que aseguró que disfrutó jugando la final, pese a que el resultado no fue el que le habría gustado, resaltó los avances que ha registrado su juego en este primer gran torneo del año: "He jugado más agresivo, mi posición en la pista también ha variado ya que juego más adelantado y he variado otros aspectos de mi juego. Los he puesto en práctica por primera vez en el Abierto de Australia y ahora insistiré en los torneos de Indian Wells y Miami", señaló el tenista, poseedor de diez títulos de Grand Slam.

Nadal, que ha encajado un parcial de 7-0 en sus últimos enfrentamientos con Djokovic, tendrá una nueva oportunidad en los primeros Masters 1.000 de la temporada, que se disputan en el mes de marzo. Pese a la derrota en la final del Abierto de Australia, Nadal ha recortado 840 puntos a su gran rival ya que el manacorí fue eliminado el pasado año en los cuartos de final por David Ferrer.

Nadal insistió en que salió feliz de la final porque "me he superado a mí mismo", en referencia al duelo de prácticamente seis horas que disputó ante Djokovic, que le llevó al límite de sus fuerzas. En su ya extensa carrera ha disputado partidos de larga duración, como por ejemplo las casi cinco horas –4 y 48 minutos– de la mítica final de Wimbledon de 2008, el que dicen que ha sido el mejor partido de la historia del tenis, pero nunca había alcanzado las seis horas en unas condiciones de calor y humedad en el verano austral.