Análisis

Matías Vallés: El Madrid está gobernado por el Barça

Matías Vallés. blog.diariodemallorca.es/alazar

El historiador Robert Conquest sostenía que toda institución burocrática se comporta como si estuviera gobernada por los servicios secretos de sus enemigos. Por tanto, el Madrid está gobernado por el Barça. No sólo ha asumido la hegemonía barcelonista en el marcador, sino fuera del campo. Si la ortodoxia azulgrana equipara a Pepe con Jack el Destripador, el madridismo pide la ejecución sumaria del defensa central o centrocampista creativo. Si desde Barcelona se apunta que Mourinho es antiespañol, el técnico portugués será abucheado con más saña en el Bernabéu que en el Camp Nou.

Casi sonroja recordar que el Barça es el equipo a derrotar, no a imitar y menos a obedecer. Los sabuesos se entretienen localizando en el vestuario a un individuo con los rasgos de El topo –excelente película que demuestra que la Unión Soviética gobernaba el Reino Unido–. En realidad, el madridismo en su conjunto es una topera. La autocrítica excesiva ha paralizado al club blanco. Los madridistas piensan como barcelonistas, y aceptarán cualquier derrota antes que desairar los principios apostólicos propagados por Guardiola.

Los periodistas odiamos a Mourinho porque nos supera en inteligencia. Es el único entrenador del mundo capaz de improvisar una cita a Kennedy, sobre la orfandad de la derrota y los múltiples padres que le surgen a las victorias. A riesgo de penar como el último mourinhista, no me preocupa demasiado que un multimillonario le pise la mano a otro multimillonario en la jaula de las fieras del estadio, sin que el pisotón genocida resulte en lesión grave para las extremidades del Mozart del fútbol. Proporcionalmente, me alarma más que un gladiador llamado Messi golpee un balón hacia la grada inocente, que encima paga su salario. Como el barcelonismo dominante no censuró este comportamiento, el madridismo tampoco consideró pertinente hacerlo.

El Madrid y el Barça han alineado a defensas centrales legendarios y respecto de los cuales Pepe sería un pacifista tembloroso. Paradójicamente, habría que reprocharle su inhibición frente a Puyol, a quien franqueó el paso cuidando de no pisarle durante el segundo gol barcelonista del pasado miércoles. El aguerrido portugués puede alegar que ejercía funciones de creativo.

Acabemos con Mourinho. En cuanto el Madrid cumpla con las instrucciones barcelonistas de desprenderse de su entrenador, ¿dispone de un sustituto a su altura? No lo hay en todo el mundo de los Ancelottis y Mancinis, a excepción quizás de Vilas Boas. Por cierto, el nuevo técnico deberá prescindir de los resabiados Casillas y Sergio Ramos. El Madrid se halla cinco puntos por encima del mejor equipo del mundo, una evidencia que el madridismo no reconoce porque se lo impide su fe azulgrana.

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