El Real Mallorca ha superado el peligro de la liquidación que estuvo latente desde que en mayo de 2010 se acogió al concurso voluntario de acreedores. Con la aprobación del convenio €pendiente de que se ejecute€ la institución bermellona ha domado una deuda desbocada, pero lo que sigue ahora no va a ser precisamente un camino de rosas. El 13-D ha supuesto un punto y aparte para la propiedad que encabeza Llorenç Serra Ferrer y a la vuelta de la esquina esperan nuevos retos y algunas incógnitas.

Un calendario de pago exigente para un presupuesto exiguo.

Pagar cuarenta millones de deuda en los próximos diez años €cuatro millones anuales€ va a exigir un esfuerzo que la entidad no parece en condiciones de acometer a largo plazo. La propiedad no tiene músculo financiero y en un contexto de crisis económica global no se ve la manera de abrir nuevas vías de ingresos.

El primer pago se efectuará entre enero y febrero de 2012: 2.600.000 euros para empezar a esponjar la deuda ordinaria. A finales de ese mismo año habrá que pagar otros dos millones a Hacienda. Y así en los años sucesivos hasta absorber toda la deuda. Un serio problema para un club con treinta millones de presupuesto.

"No habrá problemas hasta junio de 2012. Después habrá que buscar fórmulas para sacar dinero", advirtió ayer Miquel Coca, asesor jurídico de la entidad. El Mallorca va a dejar de ingresar 4 millones de euros por publicidad la próxima temporada (IB3 y Bet-at-home abandonan sus patrocinios), mientras que habrá que destinar otros cuatro al pago de la deuda. Ocho millones menos en total. Insostenible. Solo parece haber dos soluciones: vender futbolistas y tirar de cantera, con el evidente riesgo deportivo que eso supone. O buscar un inversor.

Se abre la veda para un nuevo relevo de gestores.

Lo que en septiembre era una posibilidad remota hoy es una realidad: el Real Mallorca está en venta. Ningún dirigente esconde la evidencia y la rueda de prensa celebrada ayer no fue una excepción. "Estamos abiertos a que venga alguien con potencial económico para garantizar la supervivencia", dijo Coca. "Si llega alguien con treinta millones de euros, nosotros nos retiraremos", había dicho Jaume Cladera el lunes.

La salida del concurso y aprobación del convenio es un reclamo jugoso para un posible comprador. Los números cuadran y la deuda está controlada. El sueño de un comprador que, eso sí, estaría obligado a hacer frente al pasivo e inyectar capital.

Los actuales gestores no pueden hacer frente a la deuda a largo plazo. Y están cansados. Pero de momento ninguna propuesta seria ha llamado a la puerta.

Cladera sobre Terrasa: "Nadie está por encima del Mallorca"

Con la firma del convenio los administradores concursales han cumplido su misión y ahora Llorenç Serra Ferrer tiene las manos libres. Hace meses que acaricia la idea de decapitar al director general, Pedro Terrasa, que hasta ahora ha gozado de la protección de los administradores. "Todos somos actores, nadie está por encima del Mallorca", respondió enigmáticamente Cladera cuando fue preguntado por la posible destitución del director general.

Las evasivas del presidente llaman la atención porque hace solo un mes garantizó la continuidad de Terrasa.

Bajar a Segunda: Drama deportivo, ¿respiro económico?

Un eventual descenso a Segunda División no supondrá en ningún caso la desaparición del club. Al contrario. La LFP tiene una caja común para pagar una compensación a los clubes que bajen y el Mallorca recibiría unos 15 millones de euros, una cifra que "permitiría saldar el convenio", según dijo Coca. En todo caso, el abogado precisó que el objetivo es mantenerse en Primera: "Hay que esforzarse por seguir así, pero bajar no sería un drama".