No hay nada más fácil que calcular la jugada cuando las cartas ya están sobre la mesa. Nada más sencillo que reivindicar la figura de algún suplente una vez conocido el resultado. Ni una sola alma abrió la boca para criticar o siquiera preguntar sobre la decisión de Caparrós al sustituir a Chico por Joao Víctor en el estadio Vicente Calderón. Pero el miércoles por la noche el nombre de Martí Crespí corría de boca en boca, cual reguero de pólvora a punto de estallar ante la cara del entrenador. ¡Cuántas crónicas cambian de signo en función del marcador, aunque su último movimiento se produzca en tiempo de descuento o prolongación, como se califica ahora!

Messi ya es discutido en ciertos foros porque lleva dos partidos sin marcar. O sea, que pasa de ser el mejor futbolista del mundo a tuercebotas con la misma velocidad que el halcón y el lobo mutan en seres humanos en la inolvidable película de Richard Donner que protagonizaron Rutger Hauer – "Blade Runner"- y Michelle Pfeifer – "Frankie y Johny" (atentos los de las pancartas que ninguno de ellos es futbolista, al menos que se sepa). ¿Quiere esto decir que sin el brasileño en la zaga del Mallorca y el argentino en baja forma, aumentan las posibilidades de puntuar en el Nou Camp? Pues no. Estaremos de acuerdo en que el Barça no peca de falta de gol y que el Mallorca tiene problemas en defensa y en ataque juegue quien juegue.

Dejémonos de jugar a las quinielas para centrarnos en los hechos. Superada la evidente decepción de la derrota ante el Sporting de Gijón, que nunca debió producirse, recordemos que la plantilla bermellona ha incorporado a media docena de futbolistas nuevos que, en plena tarea de adaptación, han debido de asimilar, junto a sus nuevos compañeros, un cambio de técnico y, en consecuencia, de ideas, métodos y exigencia. Tendremos que ser pacientes, aunque no al punto de no expresar la preocupación que exigen las circunstancias.