Los resultados no acompañan a Gregorio Manzano en el banquillo del Atlético de Madrid y su credibilidad ha sufrido un notable desgaste. El técnico jienense pierde crédito cada partido y mañana su Mallorca podría dejarle al borde de la destitución.

El Atlético acumula tres partidos consecutivos sin marcar un gol –seis desde que comenzó la temporada– y la derrota cosechada el jueves ante el Udinese en Liga Europa no ha hecho más que empeorar las cosas, por mucho que los rojiblancos dejaran una buena imagen. Los madrileños sumaron en Italia su quinto partido seguido sin conocer el triunfo.

Registros muy pobres para un equipo que, una temporada más, parte con la obligación de acabar el curso lo más cerca posible del Barcelona y el Real Madrid. Y la clasificación liguera revela una trayectoria mediocre: el Atlético es octavo con nueve puntos, solo uno más que el Mallorca, undécimo. De hecho, si los bermellones ganaran en el Calderón, superarían en la tabla a su rival.

A la directiva rojiblanca se le está acabando la paciencia. Al equipo le cuesta un mundo perforar la portería contraria y su goleador, Radamel Falcao, lleva cinco partidos sin marcar. Y para colmo de males, el probable que el colombiano deba ausentarse del compromiso contra los rojillos por un esguince cervical.

Hay que recordar que el regreso de Gregorio Manzano al Vicente Calderón se produjo entre la indiferencia de una afición que recordó la decepcionante campaña 2003/2004, cuando el técnico de Bailén pasó por el banquillo del Manzanares sin pena ni gloria. Frustrada por la marcha del ´Kun´ Agüero al Manchester City, el nerviosismo empieza a apoderarse de la grada.

Un triunfo del Real Mallorca mañana en el Calderón podría precipitar los acontecimientos y dejar a Manzano al filo del abismo. Cinco partidos sin conocer la victoria son una losa muy pesada para cualquier entrenador, más todavía en un club de las exigencias –y la poca paciencia– del Atlético de Madrid.

Las cosas son muy diferentes para el conjunto de Joaquín Caparrós, que se presenta en el Calderón sin urgencias ni obligaciones. Sobre el papel los ´colchoneros´ son superiores y al Mallorca le bastaría un empate para sonreír.

Será la segunda vez que Manzano se enfrente a su exequipo desde que abandonara la entidad balear al término de la campaña 2009/2010 entre críticas de una parte del mallorquinismo.

El pasado 9 de abril el técnico de Bailén regresó a Son Moix como entrenador del Sevilla para afrontar un partido cargado de morbo. El duelo fue vibrante y acabó 2-2, pero el resultado pareció lo de menos.

En su currículum figuraban 205 partidos de Liga con el Mallorca –ha sido el técnico más longevo en la historia del club–,?una Copa del Rey en 2003 y una quinta plaza en la temporada de su despedida. Pero pesaron más sus críticas a la masa social del club – "la gente, cuando hay un partido a las cinco de la tarde está comiéndose todavía la paella"– y Son Moix estalló en silbidos cada vez que el jienense salía del banquillo. Si el partido de mañana se le pone cuesta arriba, será el Calderón el que le amoneste.