En toda época, etapa y circunstancia el Atlético de Madrid ha sido capaz de lo mejor y de lo peor. Manzano, con una plantilla muy renovada, aún no ha vencido a la irregularidad. Pendiente de las molestias de Falcao, su equipo está reñido con el gol, dificultad que le hermana al Mallorca, ambos separados por un solo punto.

Peor lo tiene Caparrós con la defensa destrozada por las lesiones, a las que se suman las de Martí y Víctor. Siete bajas en una plantilla de recursos cualitativos tan limitados son demasiadas, aunque el fútbol tiene mucho de fe y confianza en uno mismo. En estas condiciones, encontrar cabreado al anfitrión no invita al optimismo, aunque no falte ilusión.