Para el Real Mallorca era imprescindible traspasar a Gonzalo Castro, pero la la operación fracasó y en el club señalan con dedo acusador al uruguayo.

El futbolista rechazó hace pocos días irse a un equipo ruso que estaba dispuesto a pagar los cuatro millones de euros que reclamaba el Mallorca por el jugador y los responsables de la entidad balear creen que la negativa no obedece a razones deportivas.

Castro tendrá la nacionalidad española en pocas semanas y por tanto dejará de ocupar plaza de extracomunitario. Además, en verano solo le quedará un año de contrato con el club y eso significa que podrá marcharse casi gratis. Siendo comunitario y con un precio muy por debajo de su valor podrá irse al Valencia o al Villarreal y con una posición de fuerza para reclamar una ficha elevada.

De hecho, el futbolista estuvo ayer en Madrid informándose sobre los trámites para obtener la doble nacionalidad –el año pasado se casó con una española–. Las relaciones entre el Mallorca y el jugador no se presumen fáciles.