Solo con echar un vistazo a la sala de prensa de Son Moix durante la presentación de Akihiro Ienaga quedaba claro que no es un fichaje cualquiera. Ni mucho menos. Minutos antes de que se iniciara el acto ya se observaban a muchos periodistas que miraban hacia todos lados en las instalaciones del estadio. Normal, era la primera vez que estaban ahí. La presencia de una treintena de japoneses reflejaba que lo que allí iba a suceder poco después tendría trascendencia en la otra parte del mundo.

"Nuestro primer objetivo es futbolístico, pero si a través de esta contratación logramos dar a conocer a nuestro club y a Mallorca en Asia, pues mucho mejor", pronunció durante la rueda de prensa el vicepresidente Llorenç Serra Ferrer. La intención es evidente. Otra cosa es que la marca de la entidad llegue a consolidarse en el país nipón. De momento, lo está intentando. El folleto que suele distribuir habitualmente el club con las características de los fichajes pasó de un folio a cinco. Y no es porque el futbolista tenga un currículum tan extenso a sus 24 años, sino que la mitad estaba escrito en japonés. Era el pequeño guiño del departamento de comunicación hacia los plumillas asiáticos y hacia el futbolista.

La presentación no salió como el club pretendía. El micrófono del traductor no funcionaba y su bajo volumen a la hora de hablar provocaba que el cerca de centenar de personas que allí se congregaban no se enteraran con certeza de qué había dicho exactamente. Había que tirar de grabadora. A Serra se le notó contrariado, pero ya no había remedio. Durante casi una hora confluyeron el mallorquín, castellano y japonés en una rueda de prensa que recordó a la que se dio en 2005 cuando Okubo era el protagonista.

Pero ahora se llama Ienaga y, de primeras, ya ha demostrado más ganas de quedarse que su antecesor en el vestuario de Son Bibiloni. Cuando las preguntas se terminaron, el centrocampista pidió el micrófono, aunque el suyo sí estaba en condiciones. "Bon dia", dijo leyendo un pequeño papel que llevaba en el bolsillo. Ansía adaptarse lo antes posible, aunque ni siquiera sepa si se quedará en enero o se irá cedido hasta junio. "Quiero triunfar", dijo Ienaga. Eso es lo que desea el propio jugador, Serra Ferrer y el más de medio centenar de mallorquinistas que esperaban que saltara al césped del Iberostar Estadio vestido de bermellón. "Aki, Aki, Aki, Aki", jaleaban desde la tribuna cubierta. Acababan de leer en su camiseta que quiere que se le llame así. "Benvingut samurai", rezaba una pancarta que pusieron los hinchas. Ienaga les saludó, sonrío y empezó a hacer toques con el balón. Era imposible fotografiarle sin que detrás o a sus lados apareciera la imagen de un fotógrafo o cámara inmortalizando el momento. No intentó ninguna frivolidad, eso quizá queda para los partidos oficiales, pero al menos mostró buenas maneras. Faltaría más.

Y de regalo para los aficionados que habían dedicado su penúltima mañana de 2010 a darle la bienvenida les envió balones que el club le había proporcionado. Los fotógrafos estaban a su lado. Era lógico. Son los primeros pasos en la isla de un futbolista desconocido en Mallorca, pero que ya ha desatado la locura. Ahora solo falta que su juego lo justifique.