SEBASTIÀ ADROVER. Palma.

Adiós a uno de los más grandes. Carlos Moyá Llompart (Palma, 1976) anunció ayer oficialmente su retirada de las pistas con la satisfacción que le deja su exitosa carrera –veinte títulos–. Su despedida estaba más que cantada tras sus problemas físicos, pero el mallorquín ha querido apurar la decisión de alejarse de lo que ha sido toda su vida hasta estar convencido. El ex número uno del mundo, que jugará en diciembre su último torneo en el Masters Nacional de Sevilla, atiende a DIARIO de MALLORCA en su gimnasio Profitness de Palma antes de partir hacia Madrid para ofrecer su última rueda de prensa como profesional.

– ¿Se siente ya un ex jugador?

– Sí, ahora ya es oficial, pero me siento ex jugador desde hace unos meses. Pero no he querido comunicarlo hasta que estuviera cien por cien seguro porque no quería decirlo y después arrepentirme. Es una decisión muy meditada de la que no hay vuelta atrás.

– ¿Cuál es el motivo de su retirada?

– La razón es el pie. No me he recuperado bien de esa operación y a raíz de ella he tenido otros problemas en el mismo pie que no tienen nada que ver. Para no competir al cien por cien es mejor no hacerlo.

– Las lesiones siempre le han acompañado en su carrera.

– Tampoco diría eso. Es una carrera de quince años en un deporte tan agresivo como el tenis y he tenido dos lesiones graves, una en la espalda y la otra en el pie. Entonces tampoco creo que me haya impedido jugar durante mucho tiempo. Esta ha sido definitiva, tengo 34 años y todo el mundo se retira por una razón, la mayoría de las veces es por una lesión. Tarde o temprano tenía que llegar pero no me considero especialmente desafortunado con las lesiones, para nada.

– ¿Es un alivio decir adiós?

– Es una mezcla de sentimientos. Es duro decir que lo dejas, pero es un alivio decir adiós porque el pie no funciona bien y no quiero más médicos, fisioterapeutas y tratamientos. Estoy cansado de eso también.

– ¿Le ha dado tiempo a hacer un balance de toda su carrera?

– Siempre he sido consciente de lo que he podido conseguir y siempre he mirado atrás. He conseguido mucho más de lo que soñé en un principio y me retiro sin que me quedase nada pendiente. Quizá podría haber ganado más Grand Slam o ser más semanas el número uno, pero mi objetivo lo he cumplido y me he mantenido cinco años entre los diez primeros del mundo. Estoy orgulloso de la carrera que he tenido.

– ¿Qué le dice el 15 de marzo de 1999?

– Es difícil olvidar esta fecha porque es cuando fui el número uno del mundo. Fue algo indescriptible para mí, ni siquiera un sueño porque jamás lo había soñado. Fue algo increíble, un sentimiento muy especial.

– ¿Su victoria más especial es la de la Copa Davis en 2004?

– Con el corazón pienso que sí. Es una victoria en casa, en una competición tan perseguida como la Davis, con 27.000 personas en las gradas, que creo que sigue siendo récord mundial. Todo el público nos apoyaba y el país nos seguía, es la más especial que he vivido en mi carrera.

– ¿Y la que consiguió contra Álex Corretja en la final de Roland Garros?

– Sí, pasas mucho más a la historia con un Roland Garros que con una Copa Davis, porque fue en una pista neutral y con un público repartido, por lo que de cara al sentimiento es diferente.

– ¿La derrota más dura fue en la final del Masters?

– Siempre he dicho que la derrota más dura para un deportista son las lesiones. De aquella derrota contra Corretja me recuperé porque perdí en noviembre de 1998 y en marzo de 1999 fui número uno, por lo que quiere decir que te recuperas. De una lesión grave es más difícil recuperarte porque no tienes ni la opción de competir. Una lesión que te obliga a retirarte cuando eres joven es muy duro, yo no me tuve que retirar a los 21 años por mi lesión en la espalda, pero sí lo pasé mal. Esta sí que me ha retirado, aunque es una época diferente.

– 20 títulos son muchos.

– Sí, aunque quizá ahora no parecen tantos con el monstruo de Rafel Nadal al lado. Para mí son muchos, te sale a más de título por año, algunos de ellos torneos grandes. Perdí muchas finales también, con lo que podría haber engordado el palmarés, pero estoy contento de estos veinte y sin resentimiento de mirar atrás y pensar que podría haber hecho algo más.

– ¿Le ha quedado algo por hacer?

– Como le he dicho antes podría haber ganado más Grand Slam o haber sido más semanas el número uno, pero mi meta era llegar a eso. No me ha quedado nada por hacer en mi carrera.

–Hace cuatro años dijo que aspiraba a llegar a las 600 victorias. Se ha quedado en 575.

– Son retos que te vas planteando una vez empiezas a sumar victorias. Me retiro como el segundo jugador en activo con más victorias después de Federer, eso quiere decir algo de la longevidad que he tenido en el tenis. Es una lastima porque cuando conseguí 500 ya fui a por las 600, pero solo me ha parado la lesión. Estoy seguro de que si no llega a ser por la lesión lo hubiera conseguido y después hubiera ido a por las 700.

– ¿Qué fue de aquel chaval que llegó a la final de Australia en 1997?

– Era el inicio de una carrera, ha pasado toda una carrera por delante y ahora estoy viviendo el final. Quedan algunas cosas de él y otras han pasado, pero siempre he dicho que el primer momento que vives las cosas es el más bonito, y quizá el momento más bonito de mi carrera fue ese en Australia.

–Después de una carrera tan larga, ¿con qué se queda de la experiencia en el mundo del tenis?

– Es difícil poder elegir solo una cosa entre ser el número uno, ganar un Grand Slam, ganar una Davis en casa ganando el punto decisivo o estar cinco años entre los diez mejores. Ha habido momentos malos porque, aunque no lo parezca, el tenis es un deporte muy solitario. Por mucho que tengas a toda la gente a tu alrededor, en la pista estás solo y las victorias son tuyas, pero las derrotas también y a veces es difícil digerirlas. Elegir una cosa es difícil pero el que más repercusión tuvo fue ser número uno al ser el primero en lograrlo.

– ¿Tiene algún partido en la retina?

– He jugado unos mil partidos en mi carrera, así que imagínese. Quizá el que le gané a Kuerten en semifinales para convertirme en número uno; el que le gané a Chang en Australia para meterme en la final; o el que le gané a Ríos en los cuartos de final de Roland Garros, porque creo que me dio la victoria mental en el torneo. No me puedo quedar solo con uno.

– Ahora ya no tendrá que quejarse tanto de los viajes.

– Sí, son muchos viajes, muchos aviones, muchas escalas, muchas maletas, muchas horas en los aeropuertos, pero es parte del deporte que amas y lo haces sin ningún problema.

– ¿Cambiaría algo de lo que ha hecho en su carrera?

– No. Es imposible cambiar algo, ya no tiene solución por lo que no me lo planteo.

– Después de tantos años, ¿de quién se acuerda en el día de su retirada?

– Me acuerdo de toda la gente que me ha apoyado. De mi familia, amigos, de todos los entrenadores que he tenido desde pequeño. Es injusto acordarse de solo una persona o de dos cuando ha sido una carrera de tantos años.

– ¿Se ha sentido querido en Mallorca?

– Sí, me he sentido siempre bien. Obviamente he tenido mis detractores, muchos por prejuicios y sin conocerme, pero eso forma parte de ser un personaje público y hay que aceptarlo. Esa gente te da fuerzas para seguir adelante y motivarte, me he sentido muy querido y he tenido detractores como todos, pero no he tenido ningún problema en aceptarlo.

– Con todo lo que ha ganado y no va a ser el mejor tenista mallorquín de la historia. ¿Le ha perjudicado la irrupción de Nadal?

– No me ha molestado para nada su irrupción, se lo puede preguntar a él y dirá lo mismo. Me ha gustado estar alejado del plano principal y en su aparición también me ha ayudado un poco. No se me puede comparar con Nadal porque va a ser el más grande la historia. Sé que no pertenezco ese grupo, no tengo ningún problema en asimilarlo. Sé dónde estoy, pero sé también que tengo mi parte de historia, nada que ver con la suya, pero no se puede comparar a uno de los mejores de la historia con uno que no lo es.

– ¿De verdad ve a Nadal como el mejor de la historia?

– Si me hace esta pregunta hace un par de años hubiera dicho que no, pero ahora es factible si las lesiones le respetan y juega al mismo nivel. Tiene opciones. Ya forma parte de uno de los mejores sin duda.

– ¿Quién es el mejor tenista al que se ha enfrentado en toda su carrera?

– Hay varios. Ahora mismo el mejor de la historia es Federer, por los títulos que ha conseguido. Nunca pude ganarle. Pero hay otros tenistas grandes como Sampras, Agassi o el propio Nadal.

– Confeccione el retrato robot del jugador perfecto.

– De los actuales me quedo con la derecha de Federer, el revés de Nalbandián, el saque de Karlovic, la volea de Stepanek y las piernas, físico, mentalidad y afán de superación de Rafel Nadal.

– ¿Ha cambiado mucho el tenis?

– Ha cambiado el nivel medio de la gente. Los grandes son grandes, pero el actual cincuenta del mundo es mejor que el de hace 15 años porque está más preparado.

– ¿Hacia dónde está enfocada su vida?

– No lo sé. Ahora mismo mi vida está enfocada hacia mi pequeña familia y lo demás ya se verá. Estoy encantado con mi pareja y mi hija. Quiero estar tranquilo, relajado y veremos lo que va surgiendo. Viviré entre Palma y Madrid.

– La paternidad le ha cambiado la vida.

– Sí, porque pasas de tener una prioridad diferente que antes no habías tenido, eres lo máximo para ese pequeño ser y hay que aceptar la responsabilidad y manejar bien la situación.

– ¿Y le ha ayudado a tomar esta decisión?

– Sí, sin duda. Lo acelera todo un poco todo y hace que lo vea mucho más fácil.

– ¿Se ve de entrenador?

– De momento no porque son muchos viajes y sería llevar una vida prácticamente igual a la que he llevado.