El Bàsquet Mallorca encajó anoche su primera derrota liguera en un partido esperpéntico y tosco. Sin duda, fue un mal día en todos los sentidos para los jugadores de Xavi Sastre, que no se encontraron a sí mismos en la pista ante un Oviedo cumplidor (66-75).

El partido fue un despropósito continuo sin ritmo ni intensidad. La laxitud defensiva local sería aprovechada por el Feve Oviedo para dar el primer golpe en la mesa. Los asturianos solo hicieron algo mejor que los naranjas, aplicar un poco de orden ofensivo y tener claras sus prioridades.

Así, con O´Leary en vena, demarraron con un contundente parcial de 2-10 en 3 minutos ante un Mallorca blando y sin ideas. A golpe de individualidad se salvarían los muebles, con Bivià como principal argumento para acabar el acto con mínima desventaja.

El Mallorca subió enteros en defensa y parecía hacerse con el partido con el base valenciano entonándose (3 de 4 en triples). El equipo inquer tuvo la opción de romper, pero volvió a las andadas de las imprecisiones. O´Leary volvería a la carga para, con un 0-7, dar la vuelta al marcador.

Lo mejor que le podía suceder al Mallorca era el descanso y, visto el panorama, perder solo de 4 era un lujo.

A poco que se corrigieran las cosas, el Mallorca tenía opciones sacar el partido. Pero la salida no pudo ser más desastrosa, con los esquemas tan mojados como en la primera mitad. Así, el Oviedo tomaba 9 puntos de ventaja.

Sergio Alonso buscaba el rescate, pero se quedaba corto: 46-47, y así murieron todos los conatos de remontada.

Un mínimo de fe

El Mallorca se mantenía con un mínimo de fe, simples destellos, pero con un juego espantoso el Oviedo mostraba algunas dudas que permitían a los naranjas mantenerse cerca. A 3:54 para el final del partido, una técnica muy rigurosa señalada a Xavi Sastre abría la ventaja asturiana hasta los 10 puntos (59-69).

El Mallorca mantuvo la calma para intentar el imposible, bajando hasta los cinco puntos la diferencia, pero el bonus de faltas, las precipitaciones–y la tónica general del día –el poco acierto bajo canasta– fueron un lastre insuperable. Un mal día que acabó con la primera derrota de la presente temporada.