Dignidad y dinero no suelen cohabitar. Habitualmente se oponen. La dignidad, muchas veces, queda sepultada por el dinero. Este es, constantemente, el argumento con el que se compra lo primero. Es lo que está sucediendo con el reparto del futuro contrato global de televisión entre los clubes de Primera y Segunda. El dinero y la dignidad, en este caso son propiedad, ambos, de Real Madrid y Barcelona.

Las sociedades anónimas, mayoría de los componentes de Primera, han aceptado la propuesta de Madrid y Barça, dos clubes deportivos, dos entidades privilegiadas que se rigen por leyes distintas. Hay ejemplos en el extranjero que son más justos, que discriminan menos, pero aquí no sirven a la mayoría. Y algunos de quienes podían haber encabezado la oposición, y presentar otra alternativa, se han contentado con el plato de lentejas. Verbigracia: Valencia y Atlético de Madrid.

Por el sistema que se aprobará se certifica que Madrid y Barça serán siempre los privilegiados. Es como si también se aceptará que ambos, por decreto, jugarán siempre la Liga de Campeones. Sistema similar se pretendió en baloncesto y entonces, el presidente del Pamesa, Manuel Llorente, puso pies en pared y dijo que los equipos de la ACB no se iban a prestar a ser sparrings de los dos mandones que, además, no son clubes de baloncesto, sino de fútbol, y juegan con ventaja respecto de los demás.

Lo más equitativo sería dedicar del fondo general un reparto a partes iguales del sesenta, como en Inglaterra, cincuenta o cuarenta y cinco por ciento. El resto se podría distribuir en dos paquetes diferentes. Uno, de acuerdo con la clasificación de cada año –ventaja para Madrid y Barça- y según los datos de audiencia de cada club, que también favorecerían a los mismos. No saldrían perdiendo, pero no se llevarían el manso como ahora se propone. Y los demás no saldrían tan perjudicados. Aquí se olvida que la Liga la juegan veinte y el contrato de Barça y Madrid sería imposible si los demás no aceptaran el trágala.

El dinero ya sabemos cómo se va a repartir. La dignidad también sabemos dónde reside.

Jorge Valdano, portavoz madridista para determinados aspectos deportivos y sociales, ante la posibilidad de que el primer ´partido del siglo´ que toca este año, el Barcelona-Madrid del 28 de noviembre, fecha que coincide con la elecciones al Parlament de Cataluña, se disputara en lunes fue rotundo: "El Barcelona-Madrid no es digno del lunes".

En lunes solamente pueden jugar los indignos. Ayer, lunes, se disputó el Sevilla-Valencia. Que yo recuerde, estos partidos no se han jugado siempre en sábado o domingo. Una vez, por la repentina muerte del defensa barcelonista Benítez, se pospuso al martes, y otra, cuando existía la prohibición expresa de la Federación de competir fuera del sábado o domingo, se adelantó al viernes el Madrid-Barça del Bernabéu. Lo utilizó el régimen franquista para tratar de boicotear la manifestación de la izquierda del primero de mayo.

Jugar en lunes se justifica con los dineros televisivos, pero es el modo de ciscarse en la afición. Por ello los indignos pueden tener cita en tal día.