El fallo de la titular del Juzgado de lo mercantil número 2 de Palma supone un varapalo para los servicios jurídicos del Mallorca, encabezados en este caso por Javier Tebas, representante del club en la Liga de Fútbol Profesional, a la vez que para el propio presidente de la Federación Española de Fútbol, Angel Villar, por autorizar indebidamente la participación de un club en deuda con otro.

Es posible que, al abrir diligencias, Encarnación González no dispusiera de toda la información al respecto, lo que puede inducir a mucha gente a interpretar como una contradicción su decisión de incoar el expediente en contraposición a su sentencia.

Al margen de que las reiteradas manifestaciones emanadas de la planta noble del Iberostar Estadi puedan quedar completamente descalificadas, inciden dos circunstancias a tener muy en cuenta. La primera de ellas el hecho de que la expulsión del Mallorca no se produce por el hecho de entrar en concurso de acreedores, sino por sus deudas con el club propietario de los derechos de Castro. Y, en segundo lugar, que lo que desencadena la actuación del organismo europeo es la denuncia antideportiva e hipócrita del Villarreal al no aceptar la clasificación del campeonato y atribuir al club mallorquín una actuación común al noventa por ciento de los equipos españoles, entre ellos el propio Submarino.