Ningún aspecto negativo se puede apreciar en la victoria de autoridad que el domingo en el Gran Premio de Portugal cosechó Jorge Lorenzo frente a Valentino Rossi. En un final de carrera en el que el mallorquín ridiculizó el ritmo de carrera de su compañero y rival en el seno del equipo Yamaha. Un golpe moral para un adversario que huye de la sombra del nuevo campeón del mundo de MotoGP para el próximo año refugiarse e intentarle plantar cara desde Ducati.

"A medida que la pista se secaba mejoré mi ritmo y me di cuenta de que iba a poder pasar a Rossi. En ese momento me sentí muy bien", comentó el mallorquín. Además, manifestó su especial ilusión por conquistar por tercer año la victoria en Estoril, tras celebrar la victoria con sus compañeros de equipo, cenando en un restaurante brasileño de Cascais.

Jorge Lorenzo no llegó a ser nunca campeón del mundo del octavo de litro, prefirió repetir en los 250 c.c. y éste año, por segunda vez en la historia del motociclismo, ha logrado que un piloto español se encarame a lo más alto en la categoría reina del motociclismo mundial, ahora llamada MotoGP.

Y lo hizo, a lo largo de la temporada, ante todo un Valentino Rossi y ayer, en Estoril, también frente al único piloto en activo que acumula nueve títulos mundiales en su ´zurrón´ deportivo.

Rossi está ávido de victorias y Lorenzo de revancha. El primero machaca a sus rivales y el segundo no se rinde nunca y eso fue lo que el domingo le dio la victoria frente a su compañero de equipo, que creyó que al ponerse primero lo tenía todo ganado y cuando el mallorquín le doblegó se tuvo que rendir a la evidencia de que en Estoril, y durante todo 2010, Jorge Lorenzo ha sido el mejor.