Dicen aquel viejo proverbio gitano, nada que ver con los que Sarkozy devuelve a Rumanía, que "¡pleitos tengas y los ganes!". La sabiduría popular aconseja mantenerse alejado de la justicia humana en la medida de lo posible, pero en estos tiempos en que las salas de Tribunales se han convertido en uno de los sets preferidos por la televisión, mola un montón presentar demandas y querellas.

Gregorio Manzano defiende sus intereses y quiere cobrar lo que le deben. Esto es lo que haría cualquier otro profesional en su lugar. La idea de apoyar su reclamación en un argumento que habría exigido la mismísima desaparición del club, seguro que no se le ha ocurrido a él, sino a sus abogados que, evidentemente, también son profesionales, del derecho en este caso. Aún así ha cometido varios errores y no sólo desde el punto de vista moral, como esgrime Mateu Alemany.

El actual entrenador del Sevilla mintió al afirmar que su demanda no iba contra el Mallorca, ya que es evidente que su imagen sale claramente dañada, por si ya no lo estaba suficientemente. Tampoco es de recibo que, por sus cuitas contra el expropietario y consejero delegado, tengan que vérselas tiesas terceras personas, como Miquel Vaquer o Alex García, cuyo poder de intervención o decisión ha sido nulo y han formado parte del consejo de administración por pura amistad y mallorquinismo. Por último y sin entrar en mayores disquisiciones, Manzano no puede alegar, sin sonrojarse, que desconocía la gravedad de la situación económica y financiera de la entidad.

Encendida la mecha, nadie tenía por qué romper su silencio para echar más pólvora al reguero. El abogado andritxol no podía esperar de su técnico la misma generosidad de la que en su día hizo gala Héctor Cúper, el único que ha abandonado el Mallorca renunciando a más de tres millones de euros. Un gesto impagable y no reconocido en su justa medida.

Aquí no se trata de buenos contra malos, ni de quién se pone más medallas a costa de quitárselas al otro a golpe de desprestigio. Moralmente, ya que nos situamos en este escenario, Manzano y el Mallorca se han ayudado entre sí igual que el trabajador que cumple y ayuda al éxito de su empresa.

Pero lo que se ventila no es nada de todo esto. Código mercantil aparte, lo que se ha abierto es la puerta grande de la plaza por la que los toreros en lugar de salir a hombros, lo hacen a hostias.