No se entiende muy bien, al menos visto desde fuera, cómo un entrenador o cualquier otro técnico es capaz de tomar una decisión sobre la incorporación de un jugador tras verlo durante medio partido amistoso de verano.

Laudrup contaba, eso sí, con la válida opinión de Serra Ferrer acerca de Edson, al que ya tuvo a sus órdenes en Grecia, de la misma manera que el danés ha debido aportar la suya para dirigir los pasos hacia otro brasileño, Welliton, al que entrenó en el Spartak de Moscú.

Se impone la precariedad económica y si la respuesta a la alta ficha de futbolistas como Josemí es Pau Cendrós, con cuyas limitaciones nadie se va a escandalizar, no es menos cierto que en circunstancias presupuestarias diferentes se abrirían opciones algo más firmes que las que figuran en la apretada agenda de Llorenç.

El último amistoso previo al comienzo de la Liga no ha hecho sino confirmar los puntos débiles del equipo. El joven De Guzmán está aún muy verde para dirigir una orquesta carente de agresividad en el allegro, pues en su posición más adelantada es donde con mayor vigor expresa sus llamativas carencias.

Este equipo, igual que el de la pasada temporada, tendrá que rendir muy por encima de sus posibilidades para realizarse a sí mismo y procurar alguna satisfacción a sus seguidores. Sólo cabe desear el mayor acierto en la semana decisiva en que se definen los últimos refuerzos porque, sin ellos, un campeonato difícil y complicado podría devenir en agónico.