Tener el móvil más pequeño, la mujer más guapa y el coche más caro suele generar alrededor de cualquiera la mayor envidia posible en calidad y cantidad. No añado el televisor de plasma de última generación porque no lo sacamos a la calle para mostrárselo al primer desaprensivo que quiera verlo en marcha sin pagar su parte alícuota de la mensualidad del descodificador. Por no entrar en mayores detalles, todo se resume a que hay dos cosas que el hombre, ni como individuo ni como parte de un colectivo, es capaz de perdonar, que son el éxito social y, dado el caso que nos ocupa, el económico.

He almorzado una vez con Nando Pons y creo que pagué yo. No sé qué celular utiliza, no conozco a su esposa, ignoro el coche que conduce y mucho menos si su tele es de plasma o cristal líquido. Me consta que es amigo de Marcos Martín y me han dicho que tiene un barco o similar. Es de dominio público, eso sí, que fue premiado con un contrato de siete años y algunos incentivos millonarios. Tiene un carácter adusto, no le gusta aparecer en público, probablemente no ganará el concurso de ´míster simpatía´, pero todo esto no me importa lo más mínimo.

Como director deportivo lleva años fichando jugadores sin un euro, el Mallorca se ha lucrado en operaciones de altas y bajas merced a su gestión, el primer equipo ha mantenido la categoría y es sexto en la Liga, el filial ha ascendido a Segunda B, donde es líder invicto. Gana dinero. Mejor para él y allá quién se lo pagó. ¿O no Gregorio?